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RETRATOS: Como una familia

Cuando busca en sus recuerdos, Maite Pérez piensa que el gusto por manejar le viene de su abuelo, Caridad Felipe, y de su padre, Francisco. “El primero conducía una de las guaguas Leyland que fueron muy populares en la ciudad, y el segundo, fue rastrero”, dice y está segura que de ellos absorbió ese placer.

 

Maite Pérez Pulgarón. Foto: Agustín Borrego Torres

 

Sin embargo, lejos estaba de imaginar que la vida la llevaría por esos caminos.  Estudió Licenciatura en Derecho en el Instituto Superior del Ministerio del Interior Eliseo Reyes Rodríguez y, durante años trabajó en la Unidad Empresarial de Base Desoft, en La Habana, donde fungía como jefa de transporte, pero quiso probar suerte en la Agencia de Taxis No.9, perteneciente a la empresa Taxis Cuba, la cual en octubre del pasado año inició una experiencia a través del cual, un grupo de mujeres conducen los llamados Ecotaxis, triciclos eléctricos que contribuyen a la protección del medio ambiente.

El proyecto, auspiciado por el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo en Cuba y el Programa de Pequeñas Donaciones del Fondo para el Medio Ambiente Mundial, e implementado por Taxis Cuba, ha permitido que, hasta la fecha, se hayan transportado 580 mil 608 pasajeros, en sus 96 mil 768 viajes.

Desde muy temprano

Maite comienza su faena en plena madrugada, cuando se levanta para asearse, preparar el desayuno y encaminarse a la primera parada de la ruta de ómnibus 43, en el municipio capitalino de La Lisa. “Siempre cojo la guagua que sale a las 5 y 30 de la mañana. A las seis y media estoy en la Agencia, debo salir a las ocho, pero me gusta llegar temprano y esa es la única manera.

“Mi recorrido es desde la Terminal de Trenes hasta el hospital Hermanos Ameijeiras y viceversa. En ese tramo hay dos policlínicos y otros lugares a los que acuden muchas personas, entre estas, adultos mayores. Este medio les facilita la transportación y lo agradecen.

“El vehículo es pequeño y el recorrido también. Pero, confraternizamos mucho con la población, nos conocen y nos preguntan por la familia, también nosotras nos preocupamos por ellos. A veces te brindan agua”, alega.

Recientemente, Maite fue una de las mujeres seleccionadas para participar en el diálogo que sostuvo el Presidente cubano Miguel Díaz-Canel Bermúdez con representantes de varios sectores de la sociedad. Con el rostro iluminado, expresa que fue un encuentro maravilloso.

“Le comenté que lo conocí hace 20 años. Fue en Villa Clara, cuando él estaba como primer secretario del Comité Provincial del Partido en ese territorio. Por ese entonces, yo estaba en mi etapa de estudiante y en cada período vacacional escogía una ciudad para visitar.

“Pues en esa oportunidad; yo estaba en el parque Leoncio Vidal, allí se reunía el pueblo para esperar el cumpleaños del Comandante en Jefe Fidel Castro y escuchar un concierto del grupo Buena Fe y Díaz-Canel estaba ahí”, expresa.

Dice que el encuentro con las mujeres fue muy reconfortante y se abordaron las experiencias de muchas profesionales y los desafíos que aún quedan en la igualdad de género en el país. “Nuestro presidente sigue siendo la persona sencilla, afable, natural que siempre ha sido”, alega.

Según señala, esta labor le ha permitido compartir más tiempo con su niña de once años. “Mi mamá me ayuda, pero hay cosas que tengo que explicar yo. Siempre digo que con palabras de los 60 no podemos convencer a nadie en este siglo”.

Maite confiesa que, en su esposo, Alexander Cuervo, también tiene un apoyo. “Trabaja como mecánico en un taller particular. A veces, cuando me viene a recoger, mis compañeras le preguntan cosas de sus ecotaxis y él las ayuda.”

Asegura sentirse feliz entre sus compañeras. “Es un grupo muy diverso, aquí están una músico, una enfermera, una maestra, hay buena energía y eso hace que todo salga bien”, concluye.

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