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LA GUAGUA: Antídoto contra la mentira

En próximos viajes de esta Guagua abordaremos el tema del antídoto contra la infamia hacia la Revolución Cubana, pero en esta ocasión hablaremos de uno para enfrentar el veneno de la mentira.

 

 

No nos referimos al que miente por mitomanía, esa tendencia o inclinación patológica a fabular o transformar la realidad al explicar o narrar un hecho y que en ocasiones:

el enfermo puede llegar a identificarse con personajes famosos de la historia y creerse uno de ellos.

Concretamente a bordo de esta Guagua trataremos única y exclusivamente de la que se utiliza como arma de agresión directa o indirecta contra la Revolución Cubana.

Y tampoco vamos a definir los tipos de mentiras ni entrar en un debate sobre las verdades a medias, que son temas interesantes, pero que se abordarán en otra ocasión.

La formulación del antídoto sigue siendo la misma que usábamos cuando no estaban las redes sociales en Internet y no había tantas tecnologías de las informaciones y las comunicaciones, sino que prevalecía el contacto cara a cara.

Por aquellos años, el que nos dijera una mentira, podía engañarnos hasta por segunda ocasión, pero ya a partir de ahí prevalecía el dicho:

A la tercera va la vencida.

De ahí en adelante, si lograba engañar a alguien, ya no se le culpaba, sino que asumía totalmente la responsabilidad el que le creyera a pesar de tener suficientes pruebas de que estaba en presencia de un mentiroso.

En resumen: Estamos apreciando que el procedimiento es decir una mentira, y cuando ya están a puntos de ser descubiertos o desmentidos, lanzan otra y luego otra y otra sin disculparse ni admitir siquiera que estaban equivocados.

Un buen antídoto es identificar al emisor de una mentira consecutiva detrás de otra, como mismo hacíamos en la era no digital.

Aunque parezca sencillo y de muy bajo costo frente a los millones de dólares que se gastan desde hace muchos años, puede ser muy eficaz no generalizar con que lo dijeron en Internet o en Facebook, sino identificar al emisor, y a la segunda mentira… es como si nos administráramos la segunda dosis de un antídoto.

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En una reunión con trabajadores de la Cooperativa de Ómnibus Aliados en La Habana, el 30 de marzo de 1959, Fidel dijo: «Ustedes saben que uno de los lugares donde más se discute de política, de revolución, de economía y de todo, es en el ómnibus, ¿no? Es como una plaza pública el ómnibus, es como una mesa redonda; un ómnibus es como una mesa redonda permanente, donde todo el que sube opina. (…) a veces pregunto qué se habla en los ómnibus, para enterarme de cómo andan las cosas.»
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