«Solo el pueblo trabajador salvará a Brasil», aseguró este sábado el ex presidente brasileño Luis Inácio Lula da Silva, durante su estancia en la región de Ceará, a donde llegó en uno de los recorridos que realiza para intercambiar opiniones con partidos, movimientos sociales, líderes políticos y empresarios sobre el desarrollo y futuro de la nación.
Lula da Silva no cree que Bolsonaro vaya a sufrir un proceso de impeachment o juicio político y por tanto, no será fácil sacarlo del poder. «No tenemos escapatoria. Tenemos que hablar… salvar a nuestros hijos y nietos. Este país puede ser grande, justo y democrático. Vamos a luchar porque este país no puede ser destruido», señaló.
El también líder del Partido de los Trabajadores (PT) de Brasil, no debe temerse a los seguidores del actual mandatario porque les gusta asustar a la gente, pero lo que sí es importante, es comenzar a «reflexionar sobre lo que está pasando, en el pasado reciente y ahora»
«Nunca imaginé que después de los avances de la Constitución de 1988 volveríamos a una situación de anomalía democrática como esta», precisó al calificar la situación actual del gigante suramericano como una catástrofe económica y social pues unas 19 millones de personas pasan hambre y 34 millones están en estado de inseguridad alimentaria.
Lula criticó que el gobierno «no utiliza palabras como crecimiento económico, distribución de la renta y agricultura familiar», por lo cual urge que las políticas públicas incluyan al pueblo en el presupuesto para que la nación promueva el desarrollo.
«Brasil nunca ha necesitado que la izquierda gobierne tanto como ahora», insistió el expresidente.
En tanto, aumentan las alertas y reflexiones sobre la arremetida de Bolsonaro contra la democracia brasileña y hasta el propio Tribunal Supremo de Brasil dio luz verde para que se investigue al presidente por difundir noticias falsas, es decir, asegurar de forma adelantada que en 2022 se producirá un fraude electoral.
«Bolsonaro tensa cada vez mas la cuerda de la democracia en Brasil», señaló el vicepresidente de Parlasur, Oscar Laborde, quien denunció que ante la imposibilidad de ser reelecto, se esta produciendo un ataque a las instituciones.
Para Laborde, no tiene sentido la posibilidad de un fraude, esgrimida por el presidente, pues en este país hace 25 años funciona el voto electrónico, aunque él dice que no entregara el poder si no es el voto con papel.
Laborde resaltó que el proyecto presentado por Bolsonaro en el Congreso para anular las elecciones venideras si se realizan de forma electrónica, no alcanzó los 320 votos necesarios, pero hay una mayoría de parlamentarios que lo respaldan.
Alertó que las encuestas dan como ganador a Lula y ante eso Bolsonaro realiza desfiles militares en los que están los principales jefes de las Fuerzas Armadas, tal como lo hará el 7 de septiembre próximo, día de la independencia de Brasil, día para el que está organizando una gran movilización.
El vicepresidente del Parlasur precisó además, que Bolsonaro cuenta con el apoyo de los evangélicos, la policía de todos los Estados, de un sector del proletariado y de las milicias que se están armando y son muy peligrosas, es habitual verlo en estos desfiles de motociclistas armados aunque y parte de la burguesía no lo quiere pero los está obligando a definirse.
«Lula presidente sería lo que el pueblo quiere, pero tenemos que estar alertas a las amenazas de Bolsonaro que son serias y puede intentar un Golpe de Estado antes que se produzca el triunfo de Lula», enfatizó.
El expresidente del Parlamento del Mercado Común del Sur y actual líder de la minoría en el Congreso Nacional, el diputado Arlindo Chinaglia, también ha dicho que el escenario brasileño enfrenta grandes desafíos, que «Bolsonaro busca la confusión y lo deja claro, no oculta su trama golpista».
Chinaglia exhortó a la comunidad internacional a estar atenta al proceso electoral en ese país, toda vez que se realizará tras un mandato presidencial caracterizado por el aumento de la violencia, la discriminación, la circulación y venta de armas, el aumento considerable de los niveles de pobreza, el desprecio a las comunidades indígenas y a su hábitat, la pérdida de decenas de recursos naturales en la Amazonía y las consecuencias derivadas del mal manejo de la Covid -19 que deja ya en esa nación, más de 570 mil fallecidos.
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