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LA GUAGUA: Ni la torre de Babel ni Cuba se hacen incomunicados

Cuando se quiere resaltar la importancia de la comunicación para emprender una obra, suele ejemplificarse con la construcción de la torre de Babel, que fue impedida al provocar que sus ejecutores hablaran diferentes lenguas y no pudieran entenderse.

Aunque tal hecho se cuenta para explicar el origen de los idiomas, lo cierto es que evidencia desde cuándo los problemas son causados por la incomunicación e incapacidad de emitir y recibir mensajes entendibles.

 

 

Real o no la construcción de esa torre, es un ejemplo de cómo es necesario encontrar códigos comunes para lograr el entendimiento, y demuestra lo esencial de escuchar a los demás, tanto para evitar como resolver problemas.

El Primer Ministro Manuel Marrero Cruz, al referirse a situaciones de las cuales autoridades locales parecían enterarse al conocer las denuncias a niveles superiores, dijo:

Hay que escuchar mucho más lo que está diciendo la población en esos lugares, porque de otra manera no se van a resolver los problemas.

No obstante lo incuestionable del uso combinado del método de la gestión itinerante con otros, hay quienes se han ido acostumbrando a escuchar solo a los que están a su alrededor o a las mayorías en vez de ir hasta las minorías y a los que no tienen facilidades para hacerse oír.

Las formaciones económico sociales del Esclavismo, el Feudalismo y el Capitalismo han tomado en cuenta a pocas personas si de dar beneficios se trata, y las masas adquieren relevancia en tanto aportan las riquezas de las cuales se apropiarán las clases dominantes.

Comprensible entonces que haya comunicación entre los esclavistas, los feudales y los burgueses para intercambiar entre sí y ponerse de acuerdo, y si en algo se interesan por el pensamiento de los explotados, es para mantenerlos oprimidos.

El Socialismo tiene por objetivo liberar esas mayorías, pero tal propósito no está reñido con que hay que atender también al individuo, ubicado en tiempo y espacio, y por tanto, formado en un contexto del cual recibe influencias al mismo tiempo que es el protagonista de las transformaciones.

Tanto la industria productora de medicamentos como los encargados de adquirir las materias primas o los propios fármacos, al igual que quienes los distribuyen, se encargan de recetarlos y venderlos, todos, están organizados en el propósito de servir al pueblo.

Sin embargo, el pueblo está formado de personas y cada una vive en un lugar diferente, acuden a las unidades de salud que les corresponden, y no existe ni puede lograrse homogeneidad, sino que reinan las características particulares independientemente de nuestros deseos.

Nunca bastará con recibir un informe sobre la proporción entre la cantidad de enfermos y medicamentos distribuidos, pues esa acción se desarrolla en un escenario determinado y cambia al pasar cada minuto.

Quien se limite a analizar datos o a «escuchar» a las masas tendrá la percepción de que existe equidad y accesibilidad, pero si se comunica con el individuo en sitios específicos, podría completar la visión del asunto y en este caso, haberse enterado de la venta de medicinas a elevadísimos precios.

La capacidad de resiliencia del pueblo es parte de la base para analizar los efectos del bloqueo al explicar la carencia de una medicina, pero cuando una persona es víctima de que le vendan por grandes sumas de dinero un fármaco, el costo es impagable.

En LA GUAGUA: Traficantes de medicamentos robados  hay varios comentarios digitales:

Carlos dice:

En los centros de salud ponen pacientes ficticios y eso los lleva a tratamientos falsos lo que les permite la salida legal de medicamentos en combinación de almaceneros, jefes de servicios y farmacéuticos.

En las farmacias tienen ya las recetas firmadas y acuñadas solo dejan en blanco la fecha y así comprar internamente ellos mismos.

Elizabeth dice:

Y lo peor de todo es que en muchas ocasiones atentan contra la salud y la recuperación de los pacientes, de las salas de los hospitales también salen gran parte de estos medicamentos, en la historia clínica de los pacientes aparece que le están suministrando al paciente todo el medicamento que le indica el médico y la enfermera solo le pone una parte de ello. yo tuve dos amargas experiencias de ese tipo.

Juanita Perdomo dice:

Hay que irle con todo a los revendedores, a los que lucran con los medicamentos de los centros asistenciales, arriesgando la vida de las personas y poniendo en dudas la efectividad de los protocolo. Me han contando un montón de historias inverosímiles. No se puede permitir que en los hospitales, sobre todo en los hospitales, se roben los medicamentos. Control estricto, control riguroso. Estamos en guerra sanitaria. Mano dura.

Omar Medina dice:

Artículo claro, alto y visible. ¡No le demos más vuelta!.

Entre los medicamentos, todos importantes, los de El tarjetón para enfermos crónicos deben respetarse desde el fabricante, importador, farmacéutico hasta que el medicamento llegue sin faltantes al enfermo para el cual está destinado una vez conociéndose por inventario único automatizado su existencia numérica para su distribución.

El medicamento y el paciente deben estar inequívocamente vinculados por desgracia humana y derecho civilizado.

Igual vale para la existencia numérica en hospitales para pacientes ingresados y crónicos asignados en el vínculo con las especialidades.

No deben admitirse faltantes a ningún nivel en las rutas por la que estos medicamentos circulan necesariamente; estos son como los fondos bancarios que si faltan deben someterse al análisis riguroso hasta que pueda descartarse «el robo, o desvío» como causa.

Rafael dice:

Las farmacias deben de removerse, de ahí salen gran parte de ese negocio, tienen recetas ya firmadas y acuñadas y solo les falta la fecha, guardan medicinas para sus amigos, son repetidos los clientes que compran…

 

En resumen: Este es un combate que fue evitable si hubiera habido comunicación desde que un individuo hizo la primera denuncia o comentario en las redes sociales, en la calle o portal de la propia farmacia u hospital.

Ya que hay que entablar el combate, hay que ganarlo y no olvidar que específicamente sobre la comunicación en terrenos específicos, el primer secretario del Comité Central del Partido y Presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez dijo:

Hemos dicho que todo el mundo se tenía que meter en las comunidades, aquí hemos puesto a los ministros a trabajar en los lugares más complicados y eso también tiene que suceder allí.

 

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En una reunión con trabajadores de la Cooperativa de Ómnibus Aliados en La Habana, el 30 de marzo de 1959, Fidel dijo: «Ustedes saben que uno de los lugares donde más se discute de política, de revolución, de economía y de todo, es en el ómnibus, ¿no? Es como una plaza pública el ómnibus, es como una mesa redonda; un ómnibus es como una mesa redonda permanente, donde todo el que sube opina. (…) a veces pregunto qué se habla en los ómnibus, para enterarme de cómo andan las cosas.»
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