A golpe de puños, otra historia olímpica de Arlen López

Tokio.- Cuando hace cinco años ganó su corona olímpica era la culminación de un ciclo deportivo en que lo había ganado todo: centroamericano, panamericano y mundial. Ahora no fue igual, sin embargo, bajó del cuadrilátero de la Arena Kokugikan con su segunda corona a este nivel, algo que anteriormente habían logrado nueve púgiles cubanos,

La exigencia de hacer el peso (75 kg) en el que se había coronado en Río de Janeiro eran mayores y la imposibilidad de Arlen también era real. Una sabia decisión del colectivo de entrenadores lo envió a los 81 kilogramos. Y a golpe de puños, contra defensores y detractores, este 4 de agosto volvió a ser monarca.

Una valoración rápida del último combate con el británico Benjamin Whittaker.

Un combate que un porcentaje le doy el 100 por ciento porque todo salió al pie de la letra como se planificó. Solo tuve que cumplir lo que habíamos estudiado y se logró debido a la preparación que hemos hecho, que fue una gran preparación.

¿Por qué tanta emoción cuando sonó el himno nacional?

Sentir sonar el Himno Nacional de nuevo en unos Juegos Olímpicos lleva un profundo recuerdo. Esta es una división que hasta los Juegos Olimpicos de Río no se había ganado. Allí lo hizo Julio César la Cruz y ahora tener esa posibilidad me llena de orgullo, porque es una hazaña también que no muchos atletas pueden realizar. En eso pensaba.

¿Qué diferencia mayor aprecias entre este oro y el del 2016?

La diferencia principal era la división. Ese cambio fue clave. Lo demás es una mayor experiencia y madurez, así como los resultados de otro ciclo competitivo. Aquella ocasión iba por lo nuevo, ahora vine por repetir el oro olímpico en una nueva división y me lo llevo a casa

¿No hubiera sido preferible terminar el ciclo en 75 kilogramos para no correr riesgo?

Era una necesidad. Además, me facilitó no tener que bajar bruscamente de peso y conllevó una mejor preparación física, de fuerza y psicológica. Ahora en esta división solo nos enfrascarnos en lo físico porque lo técnico sigue siendo igual.

¿Cuánto te benefició el estudio previo de los contrarios?

Los vi a casi todos por video. No había peleado con la mayoría, pero sí lo estudiamos. La concentración de muchos en los últimos certámenes en Europa la aprovechamos muy bien. Además, cuando estaba en 75 kilogramos me fijaba en algunos de ellos que todavía están compitiendo en los 81.

Desde el punto de vista técnico te vimos con el mismo estilo, pero un poco más de pegada.

Mantengo todo igual, pelear en la corta, media y larga distancia porque este tipo de evento lo requiere. Trabajé la fuerza, la rapidez y la pegada. Vine para darlo todo y en cada asalto han salido los mejores resultados.

Tuviste un ciclo inestable, sin embargo, eres ya el décimo bicampeón olímpico del boxeo cubano.

Empecé combate a combate para ir limando cositas, porque ha sido un evento largo, atípico. Nosotros no estábamos adaptados a tanto periodo de inactividad entre una pelea y otra. Este sistema permite menos desgaste. Todos los combates fueron difíciles, pero en semifinal y final tuve que exigirme más.

¿Arlen se tomará un descanso o seguirá boxeando después de este 2021?

Claro que sí y ahora más motivado pues tengo la felicidad de que voy a hacer padre de dos gemelos, para diciembre. Estamos buscando los nombres ya, aunque uno se llamará igual que yo. Esa es otra inspiración para buscar un tercer título. Luego veré si ellos quieren ser como su papá.

¿Todavía queda más del boxeo cubano en estos Juegos?

Vamos por las que restan, de Julio César y Andy Cruz. Siempre ha sido esa la filosofía de nuestra escuela, ir por todas las medallas. Ahora no podíamos pensar diferente.Se nos fueron solo dos divisiones sin medallas, pero seguimos siguen el buque o locomotora de nuestras delegación.