Tokío.- !Arriba, arriba…coj.. sí, sí…dale, dale, un poco más, más! Así vivimos desde las gradas del Canal Sea Forest la regata final por el oro del C-2 a 1000 metros. Todos lo empujamos un poquito, todos dimos una paletada con ellos. Todos fuimos un país. ¡Serguey Torres y Fernando Dayán Jorge son campeones olímpicos!
La historia de hoy es la emoción y el resultado de años de sacrificio. Es la conjugación casi perfecta de dos hombres que lloraron en Río de Janeiro 2016 por impotencia por un sexto lugar y hoy volvieron a llorar abrazados a su bandera, como ganadores y hermanos de mil batallas.
En los primeros 250 metros iban cuartos y todos confiábamos que ese no era el lugar. A mitad del trayecto ya estaban segundos, pero tampoco era ese sueño. Cuando la meta se veía a menos de 200 metros los chinos seguían al lado. Era el momento de sacar eso que se necesita para ser campeón. La respiración se cortaba, pero no el ritmo, la fuerza. Un país gritaba y ellos lo sentían.
El lance final sobre la línea de sentencia no dejaba suspenso. !Sacaron apenas 203 milésimas de segundo! Pero eran los nuevos campeones olímpicos con un tiempo de récord aunque en este deporte no se llevan estos números: 3:24.993. No llegaba todavía el mediodía en esta ciudad, pero Cuba ponía el sol, un sol de oro.
Las primeras declaraciones fueron sencillas: «Aún no me lo creo», gritó Serguey. «AAlgunos no me hicieron caso, pero aqui está el oro», dijo Fernando con lágrimas ya en sus ojos. El espirituano de 34 años había bebido deseos e impulso del cienfueguero de 22 cuando más difícil se pintaba la preparación. Y el más joven reconocía que su inspiración había sido su padre, pero también su única pareja encima de una canoa.
Este 3 de agosto también era día cábalas. La cinta en el pelo que impusieron como tradición Leobaldo Pereira, Ibrahim Rojas y Ledi Frank Balceiro (pioneros en podios olímpicos con tres platas entre Sidney 2000 y Atenas 2004). El color rojo y azul de la bandera en las licras de traje. Saberse los más pequeños en tamaño de todos los piragüistas y los más grandes en alma, en optimismo, en esperanza.
Pronto seguiremos contando esta hazaña, que no debe dejarse de decir así: hazaña, aunque su pronóstico era estar en el podio. Serguey y Fernando, empujados por un país lo hicieron de película. Y el final, como casi siempre ocurre en tanto misterio deportivo, fue un final feliz.
Acerca del autor
Máster en Ciencias de la Comunicación. Director del Periódico Trabajadores desde el 1 de julio del 2024. Editor-jefe de la Redacción Deportiva desde 2007. Ha participado en coberturas periodísticas de Juegos Centroamericanos y del Caribe, Juegos Panamericanos, Juegos Olímpicos, Copa Intercontinental de Béisbol, Clásico Mundial de Béisbol, Campeonatos Mundiales de Judo, entre otras. Profesor del Instituto Internacional de Periodismo José Martí, en La Habana, Cuba.
¡ Enhorabuena,chulazos ! Salud y más èxitos, porque belleza sobra.
¡MUCHAS FELICIDADES, CAMPEONES! LAS MEJORES MEDALLAS OLÍMPICAS, LAS NO ESPERADAS. OTRA VEZ NUESTRO HIMNO NACIONAL «AL COMBATE CORRED BAYAMESES QUE LA PATRIA OS CONTEMPLA ORGULLOSA…!» GRACIAS CAMPEONES. SU PUEBLO, EL PUEBLO CUBANO LES AGRADECE ESTAS ALEGRÍAS EN MEDIO DE TIEMPOS TAN DIFÍCILES.
Excelente actuación de esta dupla y como bien se dice, toda Cuba halando junto a ellos.