Quien haya visitado el interior del amplísimo edificio de la UEB Gráfica Holguín General José Miró Argenter sabe que en sus talleres vibra el trabajo comprometido y consciente. Allí las manos no descansan y dan vida al papel que convierten en soporte inagotable de instrucción y cultura para la población cubana.
Esa certeza se afianza mucho más al entrar en el taller de encuadernación mecánica y conversar con Tania Pérez Mulet, entre las mejores obreras de la institución durante los últimos tres años y en cuya historia laboral es posible advertir las valiosas fibras que conforman al trabajador gráfico.
Era apenas una veinteañera cuando llegó al poligráfico holguinero e inició su trayectoria, primero, auxiliar de limpieza, pero sus ánimos de superación la unieron rápidamente a los procesos productivos del centro hasta que se formó como operaria de la línea de encolado de libros, y hoy, casi 30 años después, conoce los secretos de la máquina encuadernadora Baby Pony y liderea a seis compañeras y compañeros.
“Para mí la encuadernación es como un arte. Porque una coge el libro que solo está compaginado y al pasarlo por este proceso sale terminado, apenas le falta el corte. Es hermoso y tratamos de hacerlo con el máximo de calidad, a pesar de que esta tecnología es ya obsoleta.
“Siento un gran orgullo por ser gráfica, entre otras muchas cosas porque hacemos libros para la educación. Todo lo hacemos con amor. Hemos librado muchas batallas y trabajado día y noche cuando ha sido necesario. Aquí no hay nadie rezagado, todo el mundo trabaja y participa igual”.
Tania resalta que ello es también producto de la excelente guía que han tenido. “Los jefes han sabido dirigir y nos hemos capacitado en las máquinas. Hay unión y sobre todo apoyamos a los más jóvenes, al relevo”.
Definitivamente el orgullo de esta mujer y de sus compañeros no puede ser menos. Pertenecen a un colectivo de 220 personas que en medio de condiciones adversas, como el bloqueo estadounidense contra Cuba, la pandemia de la COVID-19 y la obsolescencia tecnológica lograron al cierre del 2020 ventas superiores a los 13 millones de pesos, que más que un 129 % de cumplimiento se traduce en más de 5 millones 743 mil libretas para el curso escolar y otros productos gráficos de impacto social.
De acuerdo con datos ofrecidos por Bexy Ochoa Rivas, jefa de Producción y Ventas del Departamento Comercial, a la lista de logros en un período tan complejo hay que sumar el trabajo con planchas de vinalitis para la confección de mascarillas destinadas al personal de la salud y la elaboración de certificados médicos.
La directiva señala que actualmente están enfrascados en la realización de historias clínicas para la lucha contra la COVID-19. También al cierre del primer semestre de este año, de un plan de 400 mil libretas alcanzamos hacer 604 mil 100, para un 151 por ciento.
Asimismo resalta que se han confeccionado 127 títulos de libros y se trabaja con varias editoriales del país, a la vez que se actúa con minuciosidad para aprovechar recortes y elaborar cuquitas, libros para colorear y juegos didácticos, labor que además de diversificar productos habla de la eficiencia de un colectivo que en 14 ocasiones se ha hecho acreedor de la condición de Vanguardia Nacional.