Ella tuvo el privilegio de la presencia y tiene la posibilidad del testimonio. Ella tiene el don de la palabra. Atesora una memoria que ya es memoria compartida. Sin puntos muertos, en una narración vivaz, serena y al mismo tiempo emocionada, Marta Rojas evocó las peripecias y los aportes del Moncada, del acto fundacional que fue esa acción, del camino que trazó para un pueblo, de las lecciones de dignidad y estatura política de un líder y sus compañeros.
Y lo hizo con naturalidad, sin pretensiones líricas ni consignas hechas o lugares comunes. De cualquier forma, una vez más se resaltó el valor simbólico de un hecho. Con Marta Rojas, periodista y escritora, testigo de las acciones del Moncada y de la represión y del juicio resultante, con esta mujer uno siente que puede tocar la historia.
Fue el tributo de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba, en su sede nacional, por el aniversario 68 de los asaltos a los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes. Pero en todo el país hubo actos y encuentros conmemorativos, organizados por los comités provinciales.
El Moncada fue, es y será motivo de inspiración. La «trovada» con que terminó la cita de este lunes en la casa de los escritores y artistas fue ejemplo. Trova y poesía, en voz de actores y cantautores esenciales, artistas que han hecho suyo un sueño colectivo de justicia.
En las canciones y en los poemas que se interpretaron, frente un público que hizo coro más de una vez, hizo presencia el espíritu que animó a aquella generación de cubanos, la generación del centenario.
Es el mismo anhelo de los que hoy defienden el sueño de un país mejor. El sueño de Martí. El sueño de Fidel. Esa es la línea que no han podido quebrar los que promueven el odio. Es la continuidad del amor y la esperanza.
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