Los patriotas de estos tiempos libramos un combate no menos decisivo que aquel emprendido por un puñado de jóvenes que con las armas en las manos se lanzaron al asalto del porvenir.
Si hace 68 años los revolucionarios encabezados por Fidel se empeñaron en derribar a un régimen tiránico y proimperialista para instaurar una Cuba independiente y de justicia social, la convocatoria actual, ante las ambiciones anexionistas del imperio y sus marionetas, es a defender los ideales de aquellos heroicos luchadores cuyo sacrificio abrió las puertas al socialismo en la tierra de Martí.
Recrudecer el bloqueo en medio de la pandemia, desatar una feroz campaña mediática de desinformación y mentiras, instigar y financiar desórdenes, promover el caos y chantajear a gobiernos para que apliquen sanciones contra la Mayor de las Antillas han sido algunos de los métodos del enemigo para desestabilizar el país e invocar hipócritamente una intervención humanitaria que enmascara su tan deseada agresión militar.
Pero ignora que la historia es para los cubanos una gran maestra que nos revela el camino de continuidad marcado por los héroes. Como señaló Fidel, si en algo somos iguales al 26 de Julio de 1953 es en “la misma fe en los destinos de la patria, la misma confianza en las virtudes de nuestro pueblo, la misma seguridad en la victoria, la misma capacidad de soñar con todo aquello que serán realidades de mañana por encima de los sueños ya realizados de ayer”.
Ese pueblo y como parte de él los trabajadores han demostrado su decisión de reinventarse ante las dificultades, de no intimidarse con las amenazas y de perseverar en la búsqueda del bienestar que hemos decidido alcanzar para beneficio de todos.
Los trabajadores y el pueblo tienen ante sí la tarea de abrazar las nobles ideas desarrolladas por el Comandante en Jefe alrededor del trabajo social con los segmentos más vulnerables de la población, en el afán de incorporarlos a los esfuerzos colectivos por hacer más próspero el país.
Nadie nos apartará de nuestras tareas actuales para hacer avanzar la economía. No permitiremos que nos dividan, porque en la unidad ha radicado siempre nuestro triunfo, ni podrán destruir la tranquilidad ciudadana que nos distingue.
Quienes se empeñan en predicar el odio no lograrán introducirlo en las mentes y los corazones de una nación noble y laboriosa, cuya ejecutoria, elogiada internacionalmente, ha estado caracterizada por el amor, la fraternidad y la solidaridad.
Ante la guerra que nos imponen en todos los ámbitos podemos afirmar este 26 de Julio que los cubanos dignos estamos prestos a emprender nuevos asaltos.