Tokío.- Lo reconoció como capitana, sin justificación y con vergüenza. Mirar a la pizarra y verse en el lugar 32 de la pistola de aire a 10 metros en este concierto olímpico no era su objetivo. Ni siquiera aunque ese puesto, con 567 puntos, significaba ser la mejor de Latinoamérica. Laina Pérez estaba frustrada. Así lo dijo entre lágrimas, en su primera asistencia a estas justas.
Luego de tirar 96 y 95 en las dos primeras rondas, un 90 en la tercera la sacó de la clasificación a la final de ocho. Luego se repuso con 95-94 y 97, pero ya era tarde. “Empecé con la inseguridad de un evento tan grande, y me demoré casi 20 minutos para hacer el primer disparo. Eso me pasó factura. También me estuvo molestando el brazo y tuve que hacer muchos intentos para hacer un disparo”, comentó la matancera, doble titular continental.
“No me satisface haber sido la mejor de Latinoamérica. Esto no es el continente, esto es el mundo. No haber tocado las armas durante dos años no es tampoco justificación porque así estaba todo el mundo. La pandemia no ha dejado hacer otra cosa”, señaló.
Sobre lo que podemos esperar de ella en el evento mixto del 27 de julio con Jorge Grau y la pistola a 25 metros el 29 de julio volvió a ser sincera: “Aspiro a que ya haya botado toda la presión aquí y hacerlo lo mejor posible. Esperamos tener mejores resultados. El tiro no se ha acabado. Estas lágrimas son de frustración”.
El evento lo dominó finalmente la rusa Vitalina Batsarashkina (240.3), escoltada por la búlgara Antoaneta Kostadinova (239.4) y la china Ranxin Jiang (218).