Tokio.- Cada cita olímpica ha tenido su sello de singularidad, pero sin dudas esta XXXII edición que aún no ha comenzado pasará a la historia por muchas cosas distintivas, más allá de ser celebrada por vez primera en año impar y en medio de una pandemia como la Covid-19. El calor reinante y la amabilidad de los nipones sobresalen, sin embargo, les propongo acercarnos a lo diferente y lo aplaudible de esta edición.
LO DIFERENTE:
– Aunque desde que recibieron la sede lo anunciaron, la realidad supera cualquier cálculo. Son los juegos de la tecnología, con aplicaciones móviles para todo: control sanitario, transporte, acreditaciones, presencia en las instalaciones, por solo citar algunas con las que hemos tenido que chocar.
– A tono con lo anterior las conexiones wifi en la sala de prensa es solo para teléfonos 5G, es decir casi ningún periodista cubano podrá acceder desde sus celulares, aunque por suerte nuestras laptops sí lo asimilan.
– Cero público en las instalaciones deportivas o contadas excepciones según apruebe el Comité Organizador. A tono con ese silencio de aplausos los organizadores pondrán audio con grabaciones de ediciones anteriores en busca de estimular a los atletas.
– Los juegos de las mascarillas, controles PCR cada tres días para cada participante y gel hidroalcohólicos en cada instalación, hotel, guagua, cafetería o restaurante. Solo los deportistas en el entrenamiento y a la hora de competir se libran de los nasobucos, por lo que hay que aprovechar sus sonrisas en esos momentos.
– Poca interacción con los protagonistas, de ahí que proliferan las entrevistas online, específicamente a través de las redes sociales. Las zonas mixtas estarán habilitadas, pero con límites de periodistas para estar en ellas.
– El pobre ambiente y publicidad de los Juegos en la sociedad japonesa. Más allá del porciento tan bajo de la población que aprueba la celebración de este certamen, lo cierto es que el gobierno local intenta cumplir el compromiso contraído con el Comité Olímpico Internacional, pero sin ni siquiera luminarias públicas con promoción a Tokio 2020.
– La utilización de energía renovable y de materiales reciclables para el aseguramiento de electricidad, camas para la Villa Olímpica, medallas a entregar a los tres primeros lugares, entre otros.
– La disminución de la mitad de los voluntarios que siempre contribuyen a la organización de los juegos y el poco inglés que hablan. Eso sin decir que el español queda sepultado para comunicarse con ellos, que una y otra vez usan traducciones de Google en sus móviles.
LO APLAUDIBLE:
– La amabilidad de todo el personal, propia de la cultura japonesa, dígase en hoteles, aeropuertos, instalaciones, centros de prensa y hasta en los servicios de alimentación. Siempre terminan con el Arigato (gracias) que ya muchos se adelantan en decirlo por la atención desmedida que ofrecen al visitante.
– La organización excesiva hasta el mínimo detalle con la previsión de lo impensado por muchos y una puntualidad absoluta que no entiende ni siquiera de excepciones. Los ómnibus salen a las 9:15, un segundo más tarde tendrá que esperar la próxima salida.
– A pesar de ser los primeros Juegos en medio de una pandemia y contar con la desaprobación mayoritaria del pueblo, nada le hizo temblar la mano al Gobierno y al Comité Organizador, comprometido con el COI, y con lo histórico que representa para muchos estas lides cuatrienales.
– Tener malestar, gripe, dolor de cabeza o dar positivo en un PCR significa aislamiento total de 10 jornadas en los mejores hoteles del evento y sin costo adicional. Nadie quiere ni desea enfermarse, pero la recuperación es en un 5 Estrellas que pagan los organizadores y el COI.
Hasta aquí solo algunas enumeraciones de primera mano. En menos de 72 horas se prenderá el pebetero y la lid olímpica echará andar, presta para ser contada en historias de primera mano, siempre también diferentes y sin fiebre. Hacia ellas vamos.