Una de las medidas más criticadas por quienes pretenden acabar con el proyecto social que defendemos la mayoría de los cubanos fue la creación de las tiendas donde se adquieren los productos mediante tarjetas magnéticas en monedas libremente convertibles (MLC).
Y están, en lo interno, los que coinciden con aquellos, y quienes por ignorancia se suman como simples repetidores de mentiras y falsas argumentaciones, supuestamente para defender al pueblo.
Pero, ¿quiénes compran en esas tiendas? Los que poseen las tarjetas, que se pueden procurar en cualquier Banco, incluso sin necesidad de contar con la divisa. Y no son pocos. La mayoría, gente humilde que recibe remesas de familiares que viven en otros países o ganan salarios de instituciones extranjeras.
Uno de los rumores es que se han retirado productos de la venta en CUP para que solo puedan comprarlos aquellos que tienen divisas, lo cual no es verdad.
Lo real es que las tiendas en MLC no escapan a la falta de productos esenciales debido a las acentuadas limitaciones económicas que tenemos en el presente.
Rumores y realidades que conviven en el imaginario de los que ciegamente creen y repiten todo lo que oyen y de los que, con tarjeta o no, saben que la divisa obtenida permite la compra de mercancías en el exterior.
Cierto es que hay coleros, acaparadores y revendedores, que son los que más productos adquieren. Los demás consiguen lo esencial para la familia. Muy pocos salen con grandes compras, sino con lo necesario según sus posibilidades económicas.
La realidad impone esta medida como una alternativa ante la carencia de divisas.