Tokio.- ¿Se puede practicar un deporte y soñar con otro? Si alguien lo duda Milena Venega Cancio, la primera cubana que competirá en estos Juegos Olímpicos durante la mañana del 23 de julio, es el clásico ejemplo. Rema y rema duro, pero sueña siempre con una raqueta de tenis de campo, el primer deporte que practicó hasta los 14 años.
Es de poco hablar y todavía no ha pasado del impacto que significa estar en una cita de esta magnitud, a la que clasificó con la heroicidad pocas veces comentada de estos tiempos, pues sufrió la Covid-19, pero no dejó de entrenar en el aislamiento y cuando el sueño olímpico parecía lejano en el lago Rodrigo de Freitas, de Río de Janeiro, ella lo acercó con puro corazón y entrega.
Pero Milena habla de remo y no puede dejar de mencionar el tenis, al que solo renunció cuando cerraron ese deporte en la Escuela de Iniciación Deportiva de Sancti Spíritus y tuvo que montarse en un bote, coger un par de remos y aprender los secretos antiquísimos de esta disciplina, por demás de larga tradición en Cuba.
“No era mi aspiración llegar hasta donde he llegado, pero todo se fue dando y aquí estoy, en unos Juegos Olímpicos y siendo la primera que competirá por la delegación”, dijo con pena, pero orgullosa y consciente de que este es el premio más deseado en sus ocho años de integrante del equipo nacional, ahora como singlista en peso abierto.
Le pongo presión como si estuviera ya en el bloque de arrancada del Canal Sea Fores horas antes de que se encienda el pebetero y se oficialice esta justa de los cinco aros, sin embargo, reacciona con sinceridad. “La expectativa mía es pasar a semifinales y ahí buscar un lugar decoroso. Soy realista en cuanto a los pronósticos, aunque siempre saldré a remar con el alma”.
De momento sigue recordando los avatares de ella y sus compañeros en el clasificatorio olímpico de las Américas. “Pudimos tener otras figuras aquí representándonos, pero influyó la pandemia y el sistema de clasificación, que no es muy justo para los países como el nuestro, que no alcanzamos cupos directos en campeonatos mundiales”.
Milena es corta de palabras y grande en historias. Todavía recuerda sus inicios remando en el embalse Tuinucú, en Jatibonico; o la tortura física que se imponía al bajar casi 20 libras para poder cumplir las exigencias de la categoría peso ligero, en la que obtuvo dos bronces en los Juegos Panamericanos de Lima 2019.
Sabe de memoria que su madre, su hermana y un sobrino que quiere como un hijo estarán pendientes de ella cuando a las 9 de la mañana del próximo viernes, (8:00 pm, de Cuba del jueves 22). “Esto lo hago por ellos, son una inspiración constante”, señala y revela que prefiere las regatas con poca brisa, pues le favorece en algo para su ritmo de paletadas.
Vuelvo a la revelación inicial, a su sueño de siempre y prefiere que no lo grabe, aunque es así. “El tenis quedó en mi memoria. Como estoy concentrado no he tenido la oportunidad, pero cuando veo una raqueta me vuelvo loca por jugar….”
Suerte y éxitos. La única remera cubana en estos Juegos Olímpicos no será titular por las medallas, pero sí merece espacio y reconocimiento por justicia y carisma. Y por ser una de las que se robará la arrancada antes de los fuegos artificiales del 23 de julio.