Así lo contaron en un sitio en Internet:
“Siendo las 16:45 horas se recibe en el hospital de Bechar llamada del equipo médico de la Comuna de Taberbala, por emergencia médica. Gestante de 34 años de edad, con 16 semanas de embarazo, Gastrorragia (hemorragia que ocurre dentro del estómago, causada por lesiones o enfermedad general), debida a un aborto incompleto con retención placentaria, anemia y signos de pre-shock. Se compensó, tras recibir atención especializada por un equipo cubano-argelino.
“La paciente se encuentra en este momento estable y goza de buen estado de salud, gracias al personal médico y paramédico que actuó con rapidez. Otra vida salvada”.
Ese es uno de los muchos episodios vividos por cuatro colaboradoras cubanas de la Salud que se encuentran en la Comuna de Taberbala, en el valiato (subdivisión administrativa de algunos países musulmanes) de Bechar, en lo más profundo del desierto del Sahara Argelino, también llamado desierto de Argelia y Gran Sur argelino, región que se encuentra en el norte de África, llamada localmente Magreb o Tamazga, y es parte del desierto del Sahara. Ocupa más de cuatro quintos del territorio de esa nación.
Esa comuna tiene 8 mil 436 habitantes.
Por el espíritu de trabajo, el sacrificio, la consagración y la profesionalidad, las cuatro especialistas se han ganado el respeto de la población y de las autoridades locales.
Vía Internet pudimos conocer del quehacer y las condiciones de vida y laborales de ellas.
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La cienfueguera y licenciada en Enfermería Mirta González Más nos cuenta que les parece estar en lo último del desierto. “De aquí es muy difícil salir”, afirma.
“Solo atendemos a las mujeres; es una tradición musulmana. Los habitantes son muy pobres. El policlínico tiene pocos recursos, aunque consta con servicios de radiografía, maternidad, laboratorio clínico y hemodiálisis. No tiene salón de operaciones, pero sí una sala de observación de Medicina con siete camas, la que atienden médicos argelinos y yemenitas”, explica.
En ese centro asistencial trabajan la doctora Odalys Castillo Martinola, la especialista en laboratorio Magalys Gonzales Mendoza y las enfermeras Miriam Gonzalez Más y Odalys Vásquez Suárez.
“Las viviendas donde vivimos son confortables. La dirección y los trabajadores del hospital se preocupan mucho por nosotras y nos respetan. La comunicación con los pacientes es en árabe o francés. Trabajamos de domingo a jueves, porque el viernes es el día de rezo para los habitantes de la comuna y el domingo es como el lunes para nosotros. Los casos más complicados los remitimos al hospital de Bechar, distante a unos 400 kilómetros. Los partos normales los hacemos aquí”, agrega Miriam.
“Es admirable como en pleno desierto cultivan y cosechan melón, papa, tomate, ají pimiento, quimbombó, uva, durazno, albaricoque brócoli… Y crían camellos, carneros…”, precisa.
“La lejanía de la familia y de Cuba se siente mucho, pero cumplimos un deber que no puede eludirse. Esta gente nos necesita y aquí estamos. En octubre cumplo dos años de estar en pleno desierto”, afirma finalmente.
Vale recordad que el 23 de mayo de 1963, un vetusto avión Britania, de Cubana de Aviación, con 29 médicos, cuatro estomatólogos, 14 enfermeros y siete técnicos de la Salud, viajó con destino a Argelia. Se iniciaba así la primera misión médica internacionalista cubana en la historia de la Revolución.