Fotos: Heriberto González Brito y Joaquín Hernández Mena
Domingo diferente. La tranquilidad cambió en cuestión de minutos. Una de las conquistas cubanas, nuestra seguridad ciudadana, sufrió la herida impensable. Alentados por un gobierno que no se cansa de bloquearnos y en medio de una situación pandémica, disturbios, provocaciones y protestas irrumpieron en varias localidades del país.
En La Habana, algunos intentaron apoderarse de esos lugares que nos pertenecen. Las calles fueron el escenario que intentaron tomar sin tener en cuenta quienes son los verdaderos dueños de ellas. Es cierto, hay carencias, escasez, apagones y muchos problemas reales, pero nada justifica hacerle el juego a quienes no quieren solución con sus gritos y piedras.
Ahí estaba el líder de los cederistas, Gerardo Hernández, héroe por convicción y acción, no por un decreto. Y muchos recordaron que en 1994 el plan fue casi idéntico. Por supuesto, aquella vez lo derrotamos con la misma receta: verdades, unidad y Revolución. No es casual que este domingo haya sido diferente. Como tampoco que la victoria será nuestra, por muchas dificultades reales que tengamos que vencer.
[box title=»El pueblo cubano nunca se levantaría contra sí mismo» box_color=»#e2d5d2″ title_color=»#000000″]Esto último será imposible en una nación pequeña en geografía, pero moralmente inmensa, que realizó una de las revoluciones sociales más profundas de este mundo. El pueblo cubano, sensible y honorable, nunca se levantaría contra sí mismo. Aprendió a descubrir muy bien a sus verdaderos enemigos, a enfrentarlos bajo aquella idea martiana de que la libertad se paga a su precio, algo que nunca entenderán mercenarios y plattistas de turno.
Testimoniantes cotidianos del sacrificio de nuestro pueblo, los trabajadores de la prensa estaremos junto a este en defensa de su honra y de sus derechos y alertándolo del grave escenario de guerra de cuarta generación y mezquino y mentiroso cerco mediático que se le impone al país. Unión de Periodistas de Cuba [/box]