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La Covid duele, duele y mucho

Si a algo no estamos acostumbrados los cubanos es a la muerte de un bebé; Cuba profesa que “los niños son las esperanza del mundo” y “crecen para ser felices”; quizás por eso la noticia de hoy cae como un mazazo sobre la frente y aumenta la congoja: a una criatura de 2 meses de nacido, del municipio Matanzas, contacto de caso positivo, la Covid- 19 le cegó la vida.

 

Foto: Cubaperiodistas

Y vienen a la mente un montón de suposiciones, primero que todo sobre el cuidado que tuvo el bebé, la responsabilidad de familiares y trabajadores del centro hospitalario, la fatalidad y muchas cosas más, que es mejor ni decirlo y sufrir, sufrir por él, y por los otros 25 pacientes que no lograron rebasar el cuadro clínico de la enfermedad; algunos tenían comorbilidades, otros estaban sanos al momento del diagnóstico.

Los récords ensombrecen el panorama nacional: 3 mil 819 muestras fueron positivas al Sars Cov 2, en medio de un proceso de vacunación que aún no ha alcanzado por cientos suficientes para lograr el control de la pandemia: un 644 mil 980 habitantes de la isla han completado el ciclo de las tres dosis, y en total se han aplicado 6 millones 833 mil 720.

Pero la otra vacuna, la que nos han impuesto las autoridades del país y deberíamos tener plena conciencia de ella, no se aplica con igual rigor en toda la población: la autorresponsabilidad, limitación de movimientos, cumplimiento de la medidas sanitarias; control de las entidades y centros laborales, en fin que, aunque se apliquen en un plano subjetivo son el antídoto a la agresividad del virus con sus nuevas y cambiantes cepas y a las irresponsabilidades que cometen los demás.

La situación en Cuba y en el mundo es extremadamente compleja, lo afirma el doctor Durán y en su voz hay inflexiones que denotan los estados de ánimo. La dispersión del virus por provincias y municipios hace muy difícil el control.

Matanzas está sumamente complicada, es la más complicada de Cuba; hasta allá se han enviado refuerzos, especialistas de otras provincias y de la dirección del Ministerio de Salud Pública, pero algo semejante habrá que hacer en algunas otras como Santiago de Cuba, Mayabeque, Sancti Spíritus, Cienfuegos, Pinar del Río, Artemisa, Ciego de Ávila y Holguín… bueno, desplegar las brigadas Henry Reeve para dar una estocada a este mal que ya dura más de año y medio.

De la cifra de menores de 18 años (721) queda poco por decir; cada día aumenta, y son los padres y familiares los responsables; quienes dejan entrar a visitantes u otros familiares y amigos a las viviendas o los dejan jugar libremente en las calles y sin protección. Habría que multar o sancionar muy fuerte a todo aquel que permita esas indisciplinas, porque la benevolencia no es buena compañía en estos tiempos.

Las 3 mil 584 altas compensan en algo tanta pena, aunque ya no se alcanzan los por cientos de recuperados que había al principio, como consecuencia de la cantidad de pacientes activos que están ingresados en los centros de salud.

Siempre quedan esperanzas: las vacunas, las nuevas medidas de restricción, el acomodo en los centros laborales para aumentar el teletrabajo y trabajo a distancia, la ciencia y la conciencia, porque como dijera Miguel de Cervantes, no hay mal ni bien que duren mucho tiempo. Y ya ha transcurrido bastante con esta pandemia.

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