En el 40 Aniversario del discurso del 7 de julio de 1981
Dra. Cs. Nancy Chacón Arteaga
Presidenta Cátedra de Ética aplicada a la Educación UCPEJV
Miembro del Comité Nacional Cubano de Bioética
Académica Titular de Ciencias Sociales y Humanidades de la ACC
Un día como hoy 7 de julio, pero entonces de 1981, marcó un importante momento en la obra educacional de la Revolución cubana; en el polígono de Ciudad Escolar Libertad, se realizó la graduación masiva de más de 10 mil maestros, entre ellos los del IX Contingente Manuel Ascunce Domenech.
[note note_color=»#c5eed5″ text_color=»#000000″] Vea aquí: DISCURSO PRONUNCIADO POR FIDEL CASTRO RUZ, EN EL ACTO DE GRADUACION DE 10 658 EGRESADOS DEL DESTACAMENTO PEDAGOGICO UNIVERSITARIO «MANUEL ASCUNCE DOMENECH», EN EL POLIGONO DE CIUDAD LIBERTAD, EL 7 DE JULIO DE 1981, «ANO DEL XX ANIVERSARIO DE GIRON».[/note]
Este significativo acto de la formación de profesionales de la Educación cubana, es la expresión genuina del carácter de Derecho inalienable del ser humano a la educación, pública y gratuita, como principios de la política educacional que la Revolución promulgó y estableció desde el 1.º de enero de 1959, que creció, se desarrolló y se consolidó hasta nuestros días, desde sus raíces en la epopeya de la Campaña de alfabetización y la declaración de Territorio Libre de Analfabetismo el 22 de diciembre de 1961.
En consonancia con estos precedentes, el Comandante en Jefe Fidel Castro se dirigió a los maestros, enfatizando sobre los principios, normas y valores esenciales de la moral de la profesión y el deber ser del maestro en el contexto de la sociedad socialista cubana, transformándose en un documento de un valor teórico, metodológico y normativo trascendente por los novedosos conceptos que sobre la ética profesional del maestro cubano nos transmitió y fundamentó con su aguda visión de llevarnos en sus reflexiones del presente hacia el pasado y hacia el futuro.
Para la Cátedra de Ética Aplicada, este discurso es una fuente primaria de la Ética de la profesión, que en estos tiempos del desarrollo de la educación cubana sobre la base de los adelantos de la ciencia, la tecnología y la innovación, cobran una vigencia, actualidad y redimensionamiento para la preparación de todo profesional que se desenvuelve en el ámbito educativo en cualquier nivel o entidad que realice esta función, pero en particular para las carreras pedagógicas.
Es imprescindible hacer alusión a algunos aportes del pensamiento ético de Fidel, que revolucionan la concepción ética tradicionalista de la moral y el papel del maestro en la sociedad socialista cubana, precisamente empezando por lo que él considera en su discurso “en primer lugar” y nos dice:
“El educador debe ser, además, un activista de la política revolucionaria de nuestro Partido, un defensor de nuestra ideología, de nuestra moral, de nuestras convicciones políticas. Debe ser, por tanto, un ejemplo de revolucionario, comenzando por el requisito de ser un buen profesor, un trabajador disciplinado, un profesional con espíritu de superación, un luchador incansable contra todo lo mal hecho y un abanderado de la exigencia”.
Enfatiza el fundamento político–ideológico de la labor del maestro cubano en nuestra sociedad y en consonancia con ello sus cualidades morales profesionales que se transforman en instrumentos de su trabajo, esta idea esta de manifiesto en todo el discurso en diferentes momentos como cuando se refiere a la fuerza axiológica del prestigio moral del educador.
“Ser maestro por eso significa ante todo, serIo en todos los órdenes de la vida. En el ejercicio de la profesión está implícita su ejemplaridad, divisa del educador comunista y condición indispensable para cumplir los altos objetivos de la escuela socialista. La ejemplaridad se demuestra en la puntualidad, disciplina, calidad de la clase, cumplimiento de las normas, asistencia al trabajo productivo, en las relaciones con los alumnos y con los compañeros maestros, en su higiene personal y en la exigencia para consigo mismo y para con los demás.
“Las verdaderas convicciones del hombre se manifiestan cuando sus puntos de vista concuerdan con su modo de vida. En ello estamos en el deber de ser muy cuidadosos. La vinculación de la palabra con la acción, de las convicciones con la conducta son la base del prestigio moral del educador.”
Una máxima presente cuando de los profesionales de la educación se trata es la idea de su formación y preparación permanente, a lo cual Fidel acentuó en su doble condición de tener la inquietud, la insatisfacción ante los saberes y la búsqueda de las alternativas de la superación que parten de su propio autodidactismo, al respecto precisa que:
“El educador no debe sentirse nunca satisfecho con sus conocimientos. Debe ser un autodidacta que perfeccione permanentemente su método de estudio, de indagación, de investigación. Tiene que ser un entusiasta y dedicado trabajador de la cultura. La autopreparación es la base de la cultura del profesor. Es esencial la disposición que cada compañero tenga para dedicar muchas horas al estudio individual, su inquietud por saber, por mantenerse actualizado, por mejorar su trabajo como educador.
“Para llegar a ser un educador respetado por sus conocimientos, hay que dedicar mucho tiempo a la lectura, al estudio e incluso sacrificar horas de descanso, si fuere necesario. La autopreparación tendrá calidad si existe el espíritu de superación, si se es exigente consigo mismo, si se está inconforme con los conocimientos que poseen. La inquietud intelectual de un profesor es cualidad inherente de su profesión. Cuando se tiene clara conciencia del papel que se desempeña, el estudio se convierte en un placer, además de una gran necesidad. En la medida en que un educador esté mejor preparado, en la medida que demuestre su saber, su dominio de la materia, la solidez de sus conocimientos, así será respetado por sus alumnos y despertará en ellos el interés por el estudio, por la profundización en los conocimientos. Un maestro que imparta clases buenas, siempre promoverá el interés por el estudio en sus alumnos”.
La búsqueda de la preparación y la superación en los conocimientos y habilidades del profesional de la educación, no son un fin en sí mismos, sino que se corresponden con lo que este tipo de profesional, el maestro, tiene que dar de sí a la sociedad, saberes, cualidades y modos de actuación con los que debe inspirar en sus educandos, el interés por estudiar y prepararse para abrirse paso en la vida como personas de bien, de ahí su importancia axiológica pero también metodológica.
Esta idea se entrelaza en su discurso con la necesidad de tener presente el legado de la herencia histórica de lo mejor del magisterio cubano, en las relaciones intergeneracionales que se establecen entre los maestros que comparten sus saberes en el contexto de la escuela, la relación respetuosa entre los maestros de experiencias y los más jóvenes, la necesidad de saber reconocer los méritos y conocimientos de los maestros más experimentados, es un elemento de la ética profesional y de las relaciones profesionales sobre la base de los valores del respeto, el colectivismo, la solidaridad, la cooperación, que preservan la continuidad de los valores y las mejores prácticas educativas.
Todos los temas esenciales de la educación en la realidad de la sociedad socialista cubana son abordados en este discurso desde la visión de la ética, la moral y los valores de la profesión, entre ellos el concepto de calidad de la educación, en su dialéctica de la educación cubana de la masividad y la calidad, el papel de la familia, la relación de la escuela y el maestro con la familia y la comunidad, el valor agregado de la moral del colectivo pedagógico, las relaciones entre los colectivos de profesores, la relación de la responsabilidad individual y la responsabilidad colectiva en el trabajo de la entidad educativa, el lugar del director como un pedagogo bien preparado y el liderazgo que debe alcanzar en la dirección del claustro o colectivo pedagógico, para el logro de los fines educativos, entre otros temas importantes.
Cerramos esta breve reseña de la significación de este discurso de la Ética profesional del educador cubano, con el concepto que sobre la Profesionalidad pedagógica nos aporta Fidel cuando nos dice:
“En las condiciones de la revolución científico-técnica contemporánea no concebimos al maestro con métodos artesanales de trabajo, lo concebimos como un activo investigador, como una personalidad capaz de orientarse independientemente, como un intelectual revolucionario que toma partido ante los problemas y plantea soluciones desde el punto de vista de la ciencia y de nuestros intereses de clase. Todo ello requiere de mucho estudio, de un alto nivel ideológico, de un alto nivel de los conocimientos y del desarrollo de las habilidades profesionales”.
Magistralmente Fidel capta el movimiento histórico del desarrollo que debe experimentar el maestro en su preparación y métodos de trabajo, en correspondencia con el desarrollo de los avances de la ciencia y la tecnología, sustentado en su propia actividad de investigación científica para dar respuesta a los problemas profesionales en función de la educación del país, por lo que vio como nadie la necesaria unidad de la educación y la actividad científico investigativa que el maestro debe saber desarrollar como parte de las elevadas exigencias de esta profesión, lo que apunta al carácter novedoso y revolucionario de sus profundas ideas éticas de esta profesión en nuestra realidad para el desarrollo de la patria socialista cubana.
Consideraciones finales
Las investigaciones realizadas en el campo de la Ética aplicada a la educación de nuestra cátedra, han tomado en cuenta los referentes éticos, axiológicos y humanistas aportados en este discurso, como fundamentos propios de la ética de la profesión, pero a su vez se han identificado los métodos esenciales a los que apunta Fidel con los que cuenta el maestro cubano y la escuela, en relación con la familia y la comunidad, para contribuir a la educación moral, en valores y ciudadana de los educandos.
En este discurso Fidel nos revela que entre las particularidades de la ética del profesional de la educación, está el nexo entre las cualidades personales de la profesionalidad del maestro, su práctica educativa y sus resultados educativos, como elementos estrechamente vinculados entre sí mediatizados por las exigencias ético–morales de la profesión derivadas de su encargo en la sociedad socialista cubana.
La vigencia y actualidad de este discurso de Fidel a sus 40 años, va más allá de la ética profesional del maestro, para calar hondo en una nueva visión sobre la Ética aplicada a la Educación, su complejidad, su carácter clasista e ideo político, que está en las bases edificadoras del socialismo cubano refrendado por la obra educacional de la Revolución.
Este discurso nos conduce a enfatizar en la necesidad de visibilizar la presencia de la ética en el currículo de la formación profesional pedagógica en nuestro país, no como declaración sino como una parte comprometida del contenido y los procesos sustantivos de la formación en las carreras pedagógicas.
Bibliografía
Castro, F. (1981) Discurso acto de graduación del IX Contingente de maestros Manuel Ascunce Domenech. Versiones taquigráficas del Consejo de Estado. http://www.cuba.cu › gobierno › discursos
Chacón, N. y colectivo. (2006) Dimensión ética de la Educación. Pueblo y Educación. La Habana.
____________ (2015) Educación en valores. Retos y experiencias. Editorial Acuario. La Habana.
Chacón, N. (2013) Martí y Fidel en el código de ética del educador cubano. Pueblo y Educación. La Habana