El tratamiento contra el cáncer de pulmón de células no pequeñas avanzado, el más letal y frecuente de los tumores malignos de ese órgano vital, tuvo también el denuedo de la ciencia cubana, hace no pocos años.
Su desafío implicó inmunizar a pacientes portadores de la enfermedad que hasta entonces morían, para devolverles la esperanza de vida mejor con una patología crónica no transmisible.
Las doctoras Dayamí Soler y Yamila Tabío estuvieron entre los investigadores guantanameros que participaron en los ensayos clínicos de la vacuna terapéutica CIMAvax-EGF. Sobre los afanes de aquellos días del año 2011 Trabajadores conversó con ellas.
Yamila llegó como graduada de Medicina General Integral y su historia evoca la inclusión al ensayo clínico del médico y enfermera de la familia. “Tenía solo seis años de graduación y quedé tan motivada que luego me hice investigadora de Ensayos Clínicos. Fue todo un reto y la oportunidad de acercar un tipo de atención más específica, detallada y exquisita a nuestra atención primaria.
“Logramos una compenetración paciente-familia muy importante en aquel entonces. Fueron 31 enfermos de cáncer de pulmón de células no pequeñas, todos sin ninguna opción terapéutica y ahora con la dicha de recibir un medicamento novedoso. Además, nosotros realizaríamos el seguimiento en sus hogares… Constituyó una experiencia maravillosa que ayudó mucho a su calidad de vida”.
Para Dayamí, farmacóloga egresada en la Universidad de Oriente, este fue su primer gran desafío en la actividad. “El impacto mayor radicó también en que se llevó a la atención primaria un estudio entonces privativo de la atención secundaria.
“En enero del 2011 incluimos al primer paciente de cáncer de pulmón de células no pequeñas. Se realizó con la vacuna EGF, uno de los productos del Centro de Inmunología Molecular que ya tiene registro sanitario y probado además en otras patologías. Se registró desde el 2008, pero los ensayos no se detienen con ese paso. Se pueden hacer cuántos estime su investigador para validar su efectividad u otros datos necesarios según el estudio.
“En aquel entonces se abrieron dos policlínicos: el Omar Ranedo (centro de la ciudad) y el Emilio Daudinot, en la zona norte. Al traer un ensayo clínico a la atención médica lo que haces es mejorarla completamente. Se modifican las dinámicas de atención al paciente.
“Cuando un médico se involucra en un ensayo cambia totalmente su forma de trabajar. Cumplir con las buenas prácticas clínicas y apegado a un protocolo te obliga a una disciplina de la que difícilmente puedas desligarte. Te forma mucho como profesional”.
¿Cuál fue el temor más común en esa etapa de abordaje médico?
“Quizás fue la explicación al paciente y darle ese nivel de confianza de que recibía algo seguro, subraya Yamila. Las personas interpretan equivocadamente que los ensayos son algo aún no confiable. A cada paciente se le dio un medicamento novedoso, un nivel de atención médica superior, un seguimiento delicado”.
Según Dayamí, el proceso superó cualquier temor justamente por esa certeza y confianza en lo que hacían: “En la atención primaria ese fue el primero, el otro de pulmón aún está en ejecución, que es el Predictor fase IV.
“Con el ensayo cambió la forma de ver el cáncer, antes considerado mortal. Ahora los pacientes, inmunizados cada 28 días, viven como si tuvieran una enfermedad crónica, diabetes o hipertensión”.
Del arrojo de quienes laboran en un ensayo clínico argumentó la doctora Dayamí Soler: “Los ensayos tienen gran exquisitez. Todo es al detalle. Las condiciones están garantizadas y se dispone de los recursos materiales requeridos. Se capacita al personal, pues nadie sin preparación puede trabajar en un ensayo. Hay normas internacionales que cumplir. Primero son las buenas prácticas, seguir al pie de la letra lo que dice el protocolo.
“Sin embargo, lo más importante no es el producto de investigación sino el sujeto o la persona a la que protegemos en cualquier circunstancia. Todas las residencias médicas del país tienen en su primer año un módulo de capacitación en Ensayos Clínicos, y se realizan maestrías y diplomados para adiestrar en manejos de eventos adversos y protocolos específicos”.
Asimismo afirma la doctora Yamila que cualquier ensayo clínico de una vacuna “es un tema sensible en el que se juega incluso el resultado de una investigación de muchas personas.
“Hoy la pandemia ha obligado a que los ensayos se vuelvan más visibles y es bueno que se conozca cuánto estos procedimientos ayudan a la calidad de vida de los pacientes y al propio servicio de salud. Gracias a los ensayos de la vacuna contra el cáncer de pulmón el Hospital General Docente cuenta con una consulta multidisciplinaria donde evalúan hacia qué modalidad del tratamiento transita cada paciente. Eso es cada vez más alentador”.
Desde Guantánamo cinco de los 39 ensayos clínicos realizados involucran exploraciones relacionadas con el cáncer de pulmón.
CIMAvax-EGF no provoca los desagradables efectos secundarios de la quimioterapia y radioterapia, se administra por vía intramuscular y posee un alto nivel de seguridad. Sus proyecciones aún concentran esfuerzos de la ciencia cubana en aras de examinar sus posibilidades en otras localizaciones tumorales.