El dicho «No hay enemigo pequeño» que llama a no confiarse ante un adversario aparentemente diminuto, ni confiarse aunque el adversario aparente debilidad, se confirma con el SARS-CoV-2, tan pequeño que una cuchara es suficiente espacio para reunir a todos los existentes en el mundo.
Tan frágil es la capa que envuelve al nuevo coronavirus causante de la enfermedad pulmonar COVID-19, que en apenas 20 segundos de contacto con agua jabonosa se destruye, pero esa falta de fortaleza no ha impedido que haya cambiado drásticamente a la humanidad.
Con un enemigo de tan insignificante tamaño y con una envoltura protectora tan endeble, en Cuba ha causado muertes y dejado secuelas en un número importante de personas, a pesar de que los procedimientos defensivos son conocidos y al alcance de todos.
¿Habremos subestimado a ese adversario al punto de no cumplir correctamente el lavado de las manos, usar nasobuco, mantener distancia entre personas y no tocarse ojos, nariz y boca? ¿Qué ha fallado en estos 15 meses?
En la información titulada Se trata de la vida de nuestro pueblo, no se puede permitir el más mínimo incumplimiento el primer secretario del Partido Miguel Díaz-Canel Bermúdez insistió en la necesidad de que el pueblo esté consciente de que estamos viviendo el peor momento de la epidemia y, aun cuando la tasa de letalidad sigue siendo de las más bajas de mundo, aumenta la cantidad de fallecidos y las personas con secuelas de la enfermedad.
También enfatizó en que
no se puede permitir el más mínimo incumplimiento de las medidas diseñadas, el enfrentamiento tiene que ser más efectivo, riguroso, exigente. No hay espacio para equivocaciones. Ya hemos tenido bastante tiempo para aprender.
La dirección del país ha llamado a tomar decisiones en cada territorio, sin que la fuerza de la costumbre haga rutinario el enfrentamiento que durante casi un año y medio surja un agotamiento que dé lugar a un proceso de desgaste.
Para no ser un out vestido de pelotero, o dicho de otro modo: no estar trabajando para ayer, ahora mismo es la hora precisa para cambiar e introducir medidas correspondientes a las circunstancias más complejas.
Ya la situación es compleja. Se requiere hacer el máximo, y con integralidad. Y no se trata únicamente por Elsa, pues como mismo ya antes fueron Ana, Bill, Claudette, Danny cuyos efectos no trascendieron, vendrán otros fenómenos ya bautizados.
La temporada ciclónica se extiende hasta el 30 de noviembre, y en los días venideros habrá: Fred, Grace, Henri, Ida, Julian, Kate, Larry, Mindy, Nicholas, Odette, Peter, Rose, Sam, Teresa, Victor y Wanda.
Ojalá sean menos, pero previsoramente la Organización Mundial de Meteorología asignó nombres por si se forman otras 21 tormentas: Adria, Braylen, Caridad, Deshawn, Emery, Foster, Gemma, Heath, Isla, Jacobus, Kenzie, Lucio, Makayla, Nolan, Orlanda, Pax, Ronin, Sophie , Tayshaun, Viviana, Will.
En resumen: El triunfante paso con los candidatos vacunales cubanos contra la enfermedad pulmonar es una señal de esperanza, pero el éxito no se lo podemos confiar exclusivamente a la inmunización, ni tampoco creer que ya somos invencibles ante el bloqueo por el solo hecho de haberlo resistido tantas décadas.
Hay que hacer Cuba, lo cual significa hacer en este momento lo que corresponde: con el refuerzo de la vacunación con medios nacionales, dar la batalla final contra la pandemia en un escenario de ciclones, sin dejar de hacer nada de lo previsto para desarrollar el país.