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CIGB: Paradigma de la biotecnología cubana (+ video)

Con un valioso aporte al combate contra virus SARS-Cov-2, y la enfermedad de la COVID-19, el Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología (CIGB) valida hoy más que nunca la trascendencia de su fundación por el líder histórico de la Revolución Cubana, Fidel Castro Ruz, el 1 de julio de 1986.

 

Foto: tomada de PL

 

A 35 años de su creación, con un desarrollo ascendente en el campo de la ciencia, la institución logró desarrollar en tan solo 13 meses, con la cooperación de otros centros de la biotecnología, el candidato vacunal Abdala, cuya intervención sanitaria se lleva a cabo de manera exitosa en la capital y en otras provincias.

No obstante, algunos de sus medicamentos y productos forman parte del protocolo de atención contra la COVID-19, como es el caso de los interferones, el Nasalferon, elJusvinza, y el Factor de Transferencia.

Bajo los preceptos de investigación, producción y comercialización, la entidad ha logrado desarrollar novedosos productos biotecnológicos en sus más de tres décadas de existencia, entre los cuales se destaca el Heberprot-P, para el tratamiento eficaz del pie diabético, el cual ha beneficiado a miles de pacientes en todo el mundo.

Vale decir que este medicamento líder del CIGB no puede comercializarse en los Estados Unidos por causa del bloqueo, lo que también impide el acceso a tecnologías y materias primas indispensables y hace más engorroso el desempeño de la institución.

Entre las principales líneas de trabajo se encuentran la obtención por vía recombinante de proteínas y hormonas, vacunas y medios de diagnóstico, la producción de anticuerpos monoclonales, el aprovechamiento de la biomasa y su transformación por vía quimicoenzimática y la micropropagación de células y cultivos de tejidos.

 

Foto: tomada de Granma

 

El impacto social de productos biotecnológicos cubanos puede encontrarse en vacunas como la de la Meningitis B/C y la Hepatitis B; tecnologías para el diagnóstico de defectos del tubo neural, VIH, dengue, Síndrome de Down, embarazo, cáncer, entre otros; y fármacos dedicados a combatir enfermedades virales, infarto del miocardio, rechazo de trasplante de órganos, por citar algunos.

Desde 1992 la vacuna cubana contra la hepatitis B se aplica masivamente en los recién nacidos.

En el caso de la biotecnología animal, el mayor impacto que se ha tenido es la vacuna contra la garrapata bovina.

En la esfera de la agricultura se buscan soluciones para distribuir mejor la riqueza. En la biotecnología de las plantas se trabaja fuertemente en la creación de una nueva generación de bioproductos, plantas transgénicas, resistentes a plagas, enfermedades, sequías y salinidad.

A propósito del aniversario del CIGB, Trabajadores dialogó con la directora general de la institución, la Doctora en Ciencias Biológicas Marta Ayala Ávila, una de sus más destacadas investigadoras.

 

 

Abdala es simbolismo y honor patrio

Así lo siente Marta Ayala Ávila, directora del Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología, donde “nació” este candidato vacunal

Entre sus recuerdos más íntimos Marta todavía conserva como un documento de gran valía la invitación para asistir a aquel me­morable acto el primero de julio de 1986, cuando el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz inauguró el Centro de Ingeniería Genética y Biotecnolo­gía (CIGB). Entonces ella estudiaba la carrera de Bioquímica y estuvo entre los presentes.

 

Doctora Marta Ayala Ávila, directora general del Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología, donde ha transcurrido toda su vida laboral. Foto: Agustín Borrego

 

Transcurridos 35 años de este acontecimiento —cuyo alcance es cada vez más evidente—, hoy se des­empeña como directora general de la institución, paradigma de la bio­tecnología cubana y actualmente con un importantísimo actuar en la batalla contra el virus SARS-CoV-2, pues varios de sus medicamentos in­tegran el protocolo cubano de aten­ción contra la COVID-19 (como los interferones, el Nasalferon, el Jus­vinza, el Factor de Transferencia).

Lectora impenitente, aplicada y estudiosa, Marta Ayala heredó de una de sus hermanas el amor por la bioquímica, lo cual influyó para que una vez terminado el preuniversi­tario tomara el camino de las cien­cias, al margen de la Literatura y la Historia que también prefería. “Hay quienes nacen con una vocación, la mía fue construyéndose con el tiem­po”, señaló.

La actual miembro del Buró Po­lítico del Comité Central del Parti­do, Doctora en Ciencias Biológicas e Investigadora Titular, se vinculó al centro siendo estudiante. Aquí desa­rrolló su tesis de graduada y en 1989 integró el colectivo. Durante su tra­yectoria científica —este ha sido su único centro de trabajo— enfocó su labor, sobre todo, al área de la salud humana y a las investigaciones bio­médicas, participando en el impulso de tecnologías y en el uso de la in­geniería genética para la obtención de anticuerpos recombinantes, así como en las vacunas contra el cáncer y la degeneración macular.

Su sentido del deber, con un profundo sentimiento patriótico, la llevó también a ocupar responsabi­lidades políticas y de dirección en el CIGB, donde con anterioridad formó parte del comité del Partido, fue se­cretaria general de este, y también vicedirectora general durante los úl­timos cinco años.

Ejemplo de sencillez y modestia, comprometida con el proyecto social de la Revolución, Marta Ayala es una cubana exitosa, aunque no le guste este calificativo. Entre sus amores —su hija Camila, también bioquími­ca y trabajadora de la institución; y el esposo, su fiel colaborador— el CIGB ocupa un lugar muy especial.

 

Abdala

A pocas horas de dar a conocer el 92,28 % de eficacia de Abdala tras los ensayos clínicos fase III, Marta Ayala subrayó que desde el naci­miento de la idea hasta el presente han transcurrido 13 meses, lo cual consideró una proeza.

 

En una reunión de trabajo, en compañía de algunos miembros del consejo de dirección del CIGB. Abdala y nuestro mayor regalo. Foto: Agustín Borrego

 

Cuando se evaluaba la posibili­dad de realizar el desarrollo clínico de Abdala se apostó por la región oriental, pues ya existían experien­cias de trabajo con el Hospital Pro­vincial Clínico-Quirúrgico Saturni­no Lora. “¡Sí, pensamos en Santiago, pues también era muy bonito desde el punto de vista simbólico, patrióti­co, allí en Santa Ifigenia están Mar­tí, Fidel y otros próceres!”.

Precisó que el CIGB tiene un sa­ber hacer, lo cual se puso en función de los estudios clínicos, primero con 132 voluntarios (fase I), luego con 660 (fase II), ambos en el Saturni­no Lora, y ya cuando comenzaron a diseñar la fase III, con 48 mil indi­viduos, se incorporaron varios po­liclínicos de Santiago de Cuba y de los municipios de Guantánamo y de Bayamo, en la provincia de Granma, con el apoyo de las autoridades e ins­tituciones de esos territorios.

Ante la interrogante de quiénes son los investigadores que están in­volucrados en Abdala, la directora del CIGB respondió: “Realmente es un colectivo; por supuesto siempre hay quien gerencia, quien conduce procesos claves, pero hemos hecho en meses lo que habitualmente se hace en 15 años; han participado muchas personas, algunas caras visibles y otras no tanto; fundadores del Cen­tro, seguidores de esos fundadores, y muchos jóvenes comprometidos.

“¿Cómo surgió el nombre de Ab­dala? Todos estábamos imbuidos del sentimiento patriótico, de lo que ne­cesitaba el país en esos momentos, y es obvio el significado que tiene Martí para todos los cubanos”.

 

Experiencias, satisfacciones

“En lo personal, siempre digo: ¡afor­tunados los que tenemos trabajo aunque en condiciones diferentes! Pienso en los que han tenido que mantenerse en la casa, en los adultos mayores que en Cuba son bastante activos y, de manera general, en los cubanos que ansiamos reunirnos con la familia, con los amigos. Este tiempo, además, me ha dejado la vivencia de cómo somos capaces de sacar el extra, con mucho amor, sin pedir nada a cambio.

“He tenido la experiencia de conversar con colectivos y decirles: ‘Hoy no vengo a que ustedes me di­gan qué hace falta, sino a pedirles un poco más’. En otras condiciones sé que alguien hubiera levantado la mano para solicitar algo. Sin em­bargo, no ha sido así. Entonces te das cuenta de que hay un compro­miso y cada quien sabe lo que le toca hacer.

“Al día siguiente de dar a cono­cer la eficacia de Abdala sucedió algo hermoso muy temprano en la mañana. En la entrada del centro, mientras nuestros trabajadores se bajaban del transporte obrero, dos ómnibus donde viajaban militares se detuvieron. Ellos comenzaron a aplaudir y luego, al unísono, se escucharon los cláxones de otros vehículos que venían detrás. Fue algo impresionante. ¡No hay mayor reconocimiento que ese!, las per­sonas han entendido lo que hemos estado haciendo”.

 

Fidel siempre presente

“El Comandante en Jefe hubie­ra disfrutado la noticia relacio­nada con la eficacia de Abdala como sucedió con el Presidente Miguel Díaz-Canel y otros com­pañeros presentes en la reunión del grupo temporal de trabajo para la prevención y el control de la COVID-19, así como tam­bién la disfrutó Raúl. Cuando llegamos aquí, en el teatro, muy pocos sabían el resultado, me pre­guntaban, y yo les decía: ‘esperen, esperen’. Luego, al final, cuando dimos la cifra las muestras de re­gocijo fueron auténticas”.

 

El Presidente Miguel Díaz-Canel Bermúdez en un encuentro con las investigadores del CIGB, tras informarse del análisis final de eficacia de Abdala. Foto: Estudios Revolución

 

Junto a las soberanas y el resto de los candidatos cubanos consti­tuyen un resumen del combate, la resistencia, el quehacer de todo un pueblo.

 

Un mensaje para el pueblo

“En primer lugar agradecer la confianza de todos los que nos han acompañado en el desarrollo clíni­co, en particular a los voluntarios, pues participar en el estudio de un producto nuevo implica gran va­lor y confianza en los científicos, en el CIGB, y en el Ministerio de Salud Pública. Me gustaría decir­les que disfruten un resultado que es de todos los cubanos, quienes a diario nos dan muestras de satis­facción y orgullo. ¡Ese es nuestro mayor regalo!”.

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