La noticia parece traumática. Y lo es. Cuba está fuera de los diez primeros del ranking mundial de la Confederación de Béisbol-Sóftbol Mundial (WBSC). El lugar 11 es cierto, a partir de un descenso real en cuanto a resultados internacionales. En siete años hemos pasado del primer lugar (2012), al tercero (2014), al quinto (2016 -2018), al octavo (2019) y al séptimo (2020).
¿Qué contempla la suma de 1607 puntos actuales? ¿Cuántos países de América hay delante de nosotros? ¿Hay alguna explicación para esta curva descendente? ¿Se veía venir o nos sorprende? ¿Cuántas veces hemos escrito en los tres últimos años lo que está detrás de esta caída? ¿Cómo podremos revertir esta puñalada a nuestro deporte nacional?
Este ranking de la WBSC abarca del 2018 al 2021 y compila todo lo hecho en las categorías élite, sub-23, sub-18, sub-15 y sub-12, es decir, Juegos Centroamericanos y del Caribe del 2018, Juegos Panamericanos 2019 y Premier 12 del 2019, así como los eventos clasificatorios mundiales en las categorías mencionadas. Dos platas, dos bronces y dos cuartos lugares son los mejores desempeños en los diez eventos que tomamos parte.
Liderado por tres naciones asiáticas Japón, Taipei de China y Sudcorea, la lista tiene a cinco países americanos entre los diez primeros: Estados Unidos (4to), México (5to), Dominicana (7mo), Canadá (8vo) y Venezuela (10mo); mientras Australia (6ta) y Holanda (9no) completan el top ten.
Para responder las otras interrogantes solo acudiré a ideas expuestas tras las derrotas en los JCAC Barranquilla 2018, en los JP Lima 2019 y en el Premier 2012. En ellas hay moralejas que hablan por sí solas.
TRAS LA PLATA EN LOS JUEGOS CENTROAMERICANOS Y DEL CARIBE 2018
– La pérdida del cetro regional es la última señal de una copa que viene rebosándose desde hace mucho rato. Sería muy iluso responsabilizar solo a Carlos Martí con este nuevo revés, aunque su dirección pueda haber cometido imprecisiones… la mejor fórmula para validar un sistema de entrenamiento, desde épocas remotas, han sido los resultados. Y para el nivel de este torneo regional, el único resultado posible era revalidar la corona.
– Es cierto que hay un éxodo de peloteros hacia las Grandes Ligas y a otras de mayor remuneración económica que la nuestra sin la participación o contrapartida de la Federación Cubana de Béisbol por las leyes del bloqueo de Estados Unidos. Es innegable también que la emigración de una fuerza técnica calificada hacia el exterior ha desprovisto a este deporte de muchos entrenadores en la base y por tanto disminuye la búsqueda de talentos y se frena el desarrollo en todas las categorías.
– Es realidad como un templo que faltan implementos para la práctica masiva y que los que existen o se pueden adquirir en las tiendas no van a parar a manos, en muchos casos, de los que más virtudes tienen para jugar, sino de quienes más poder adquisitivo reúnen en nuestra sociedad.
– Es igualmente imposible pensar en echar hacia delante un carro como este si dejamos a la espontaneidad los planes de entrenamiento de cada provincia para las series nacionales, tal y como ha ocurrido en las últimas campañas.
– Lo preocupante a la par de todo lo anterior en materia deportiva es que el pueblo llegue a perder la fe en sus peloteros y en las Series Nacionales que por tantos años han sido el principal espectáculo sociocultural del país. O que llegue a la resignación de que no disputaremos más los puestos cimeros internacionalmente porque “ya no nos tocan”.
– Si esta plata de Barranquilla no remueve los cimientos de nuestro béisbol mañana habrá pantalla en el estadio Latinoamericano y Alfredo Despaigne seguirá quizás su imponente paso por la Liga Profesional de Japón, pero dentro de cada niño, joven, mujer o adulto que vibra con un swing, un jonrón o un fildeo se irá apagando, poco a poco, una de las pasiones y orgullos más grandes que hemos tenido como cubanos desde finales del siglo XIX.
TRAS EL DESASTRE DE LOS JUEGOS PANAMERICANOS DEL 2019
– Con el último out de Yurisbel Gracial la noche en Villa María del Triunfo se enfrió más. Por segunda jornada consecutiva nuestra selección de béisbol había caído y la sentencia era cierta: estábamos sin medallas en los Juegos Panamericanos, la pasión de los cubanos era ahogada con una actuación para algunos inesperada, para otros cual película de terror en la que jamás hubiéramos querido ser espectadores.
– Pudieran aparecer ahora miles de explicaciones, razonamientos y argumentos para explicar lo sucedido, aunque el mentor antillano asumió con total franqueza y sinceridad su responsabilidad. “La culpa es mía, no cumplimos. Como cubano no podemos sentirnos conformes nunca con una derrota en el béisbol”.
– La medalla de la pelota no era quizás la más importante de la delegación cubana en estos Juegos, pero sí la más entrañable para el pueblo, la más encumbrada en su imaginario cultural por lo que encarna este deporte en las raíces de una nación. De ahí que todos nos sintamos siempre mentores, culpables, críticos y también soñadores, aunque suene a utopía en medio de un concierto en el que pasamos de reyes a simples mortales, sin más pleitesía que nuestra historia pasada.
– Hace mucho rato esta película de no ganar títulos internacionales anda programada en los escenarios foráneos (los últimos oros acontecieron en los Juegos Centroamericanos y del Caribe de Veracruz 2014 y la Serie del Caribe 2015) y la sed mayor queda también porque perdemos sin un hálito del buen béisbol que nos legaron otras generaciones.
– Por enésima vez, salió el terror que teníamos de ser eliminados antes de tiempo. Así pasó en Barranquilla hace un año, así sucedió en el último Clásico Mundial, así nos sucederá en el Premier 12 si los cambios siguen siendo de maquillaje y no en profundidad.
– Pero la película de terror vivida en la capital peruana está centrada en volver a creer que era posible un triunfo cuando las columnas que lo podían sostener no estaban sólidas y sobre las que se necesitan cambios humanos y técnicos.
TRAS EL DÉCIMO LUGAR EN EL II PREMIER 2019
– Con una espesa lechada a seis manos, siete carreras bien producidas y muchas incongruencias e insatisfacciones dentro de nuestra selección nacional, Sudcorea cumplió su guion y dio un remate esperado a Cuba en el adiós al Premier 12, torneo del que regresamos con una agónica victoria y par de reveses, pero sobre todo con una certeza dolorosa: estamos lejos de los conceptos del béisbol moderno.
– Termina otro evento internacional en que llevamos 13 lanzadores, pero al parecer solo confiábamos o reunían la calidad para el torneo siete, con los que nos las jugamos de todas todas. ¿Era entonces este un buen staff de pitcheo, con la especialización anunciada?
– Aunque siempre dijimos que era un gran resultado para Cuba pasar a la Súper Ronda y que el boleto olímpico sonaba lejano, lo más preocupante es que nos vimos alejados de conceptos del béisbol moderno como paciencia en la caja de bateo, más swing de contacto y menos de fuerza, menos bases por bolas (nuestros pítcheres dieron 17 boletos y cuatro pelotazos) y exactitud en los envíos para cada bateador, por solo citar los más visibles.
– Es cierto que llegó el momento de renovar la selección nacional con nombres que se lo ganen en nuestras Serie Nacional u otros que se convoquen por su desempeño en Ligas Profesionales en todo el mundo, pero también hay que acabar de perfilar una dirección técnica que trabaje con efectividad en el banco de problemas, pues certamen tras certamen son los mismos errores y en lugar de avanzar, retrocedemos.
– Se acabó el Premier para Cuba con una crónica anunciada y una lamentable sequía ofensiva. Buscar el boleto olímpico en el preolímpico de las Américas en marzo del 2020 tampoco será fácil ni está al alcance de la mano si no armamos un conjunto capaz de restañar las heridas vistas por enésima ocasión en suelo coreano.
Posdata:
En cada una de esas ideas está parte de la verdad de lo que sucede en el béisbol cubano y las causas del onceno lugar en el ranking mundial.