Personas desvalidas, con enfermedades de base, ancianos solos en sus viviendas, pequeños en edades pediátricas, integran una lista de vulnerables frente a la COVID-19, relación donde sobresalen los que tienen trastornos mentales.
Protegerlos a todos por igual debe constituir deber sagrado tanto para la familia como para las instituciones. Por eso no asombra que en el hospital siquiátrico Antonio Guiteras, en la provincia de Matanzas, médicos, enfermeros y personal de apoyo se afanen por garantizar calidad óptima a sus pacientes.
La postura de este colectivo ha sido la misma luego de 15 meses de la llegada del nuevo coronavirus a predios matanceros, agravado ahora con la aparición de cepas mucho más agresivas como la Delta. “En sitios como estos no puede haber contagios, mucho menos brotes”, alertó desde un inicio el Consejo de Defensa Provincial, llamado que se acompañó con medidas también respaldada por el actual Grupo Temporal de Trabajo.
Muy acertadas estuvieron las autoridades en decretar la cuarentena preventiva, casi desde el mismo inicio del primer brote en Matanzas, provincia que ella misma había sido calificada de vulnerable, dada la alta concentración de fuerza laboral en sectores estratégicos como el turismo, la construcción y el petróleo, y el nivel de actividad que ello supone, entre otros factores.
En el panorama presente, el hospital siquiátrico se cierra más aún al paso de coronavirus. La suspensión de la consulta externa y la vigilancia de los trabajadores antes de incorporarse a la labor, son prácticas cotidianas, explica Ángel Guillot Moreno, director de la institución sanitaria.
“Después de siete días en vigilancia y tras el resultado negativo del PCR, corresponde la reincorporación por una semana”, expresó el doctor a la página web de TV Yumurí, televisora local de Matanzas.
Sin embargo, manifestó, la compleja situación epidemiológica en no pocas ocasiones obliga a extender el plazo de permanencia en los puestos, lo que implica ampliar lapso de tiempo de la rotación.
“Para orgullo nuestro, la respuesta es de entrega total”, resalta Guillot Moreno.
Un resultado incuestionable, pondera, es el hecho de que ningún paciente haya padecido la COVID-19. “Logramos una respuesta eficiente y una labor en equipo basada en la unidad”, sostiene el Dr. Orestes Rodríguez Cárdenas, especialista en 2do grado en Psiquiatría.
“Mi compromiso es permanecer firme aquí, y cuidarnos mucho para cuidarlos a ellos”, dice con auténtico deleite la Licenciada en Enfermería Idalys Reyes Rill.
“Los pacientes forman parte de nuestra familia y entramos aquí para cuidarlos y amarlos porque este es un hospital netamente humanista”, confiesa el Dr. Guillot Moreno, responsable de mantener vital y óptima, la atención a personas con trastornos mentales.
En el contexto del cuarto de brote COVID-19 en Matanzas, reconforta el desempeño en sitios como este, donde la vulnerabilidad encuentra el mejor de los amparos, una postura común a lo dicho por Platón: “Donde quiera que se ama el arte de la Medicina, se ama también a la humanidad”.