Con 961 graduados desde su reapertura en el 2006, la escuela de capacitación José María Pérez Capote, perteneciente a la Empresa de Ómnibus Nacionales (EON), forma a los choferes que laboran a lo largo del territorio nacional, y que en este minuto arriesgan sus vidas al transportar hacia los centros de aislamiento a quienes llegan del exterior.
Su director, el Máster en Psicología Miguel Caballero González, trabaja bajo la premisa de que la vida humana no tiene precio, y su meta es preservarla al asegurar una preparación exquisita, de primer mundo, que catalogue a la empresa como referencia a nivel mundial en la formación de choferes de ómnibus, gracias a dinámicos planes de estudio, atemperados a los cambios de la nación.
Mediante una capacitación rigurosa y extensa los instructores se esfuerzan por transmitir su experiencia, así como el respeto a las señales y a la velocidad, pues los choferes en formación deberán trasladar medicinas, correo postal, órganos para trasplante e informaciones de primer orden, además de ser los únicos que llegarán a todos los rincones de Cuba.
Este centro fue fundado originalmente en 1972, cierra a mediados de los años noventa, y reinicia labores en el curso escolar 2006-2007 con solo un aula, hasta ser reabierto de manera oficial el 15 de septiembre del 2011. Hoy se aprovecha el tiempo de pandemia para hacer reparaciones en su salón multipropósito y sus tres aulas climatizadas completamente equipadas, cuya capacidad y equipamiento se utiliza en un 97 por ciento.
Regla Secada Jiménez, subdirectora de la escuela, explicó que se hallan trabajando para volver a certificar el centro con categoría C y así poder emitir títulos de grado y posgrado.
Mientras tanto despliegan su energía a tiempo completo en las aulas anexas, donde alumnos del instituto politécnico José Ramón Rodríguez López –a quienes proveen del herramental necesario, la base material de estudio e incluso las mochilas y uniformes– estudian Mecánica Automotriz, para posteriormente efectuar sus prácticas preprofesionales en la empresa.
Por otra parte, la escuela se enfoca en la capacitación interna de su personal, la formación vocacional y orientación profesional en las escuelas secundarias del municipio de Plaza de la Revolución, la atención a los Palacios de Pioneros del país y al área de transporte de Expocuba. Constituye, asimismo, el único centro capacitado para desarrollar el proceso de recalificación bianual de choferes, bajo la supervisión de la Escuela de Educación Vial y Conducción de La Habana (Tramos), entidad que aplica este examen.
“Preparar un chofer cuesta cerca de 9 mil pesos” y, si bien para ello disponen de dos instructores preparados por Tramos que enseñan y evalúan el trabajo de conducción, los alumnos “nunca están listos del todo porque cada día en la carretera aprenden”, precisó Miguel.
Luego de lanzar la convocatoria –para choferes de ómnibus nacionales, rastras y camiones; con más de cinco años de experiencia y sin accidentes de tránsito–, el primer paso es la verificación de los documentos entregados por los aspirantes, cuya veracidad se comprueba mediante la certificación legal que debe entregar el candidato, además de las indagaciones que lleva a cabo el personal capacitado de la empresa.
Un Consejo especializado aprueba la lista de los 25 aspirantes que se someterán al examen psicofisiológico antes de iniciar el curso. Este último está segmentado en dos etapas eliminatorias principales: la práctica y la teórica. En la primera los candidatos realizan recorridos de familiarización con el vehículo, incrementando gradualmente su extensión y dificultad a lo largo de una semana; para después aprender, por siete días más, historia, geopolítica, psicología, gestión comercial, ética, prevención de accidentes, seguridad y salud.
“A pesar de que no otorgamos licencias de conducción, sí los preparamos para el servicio que ofrecerán. Para asegurar que se alineen con los estándares del servicio que brinda nuestra empresa, cada día se hacen pruebas y eliminaciones”, puntualizó Caballero González.
Una vez graduado comienza una prueba de seis meses como tercer chofer de una tripulación experimentada. Si logra sortear las decantaciones al concluir dicho período, es ubicado en un puesto fijo, en un principio transitando líneas cortas, luego medias y finalmente las largas, siempre junto a choferes de experiencia.
Yoandris Agramonte Zorrilla, otrora rastrero estatal y graduado del centro docente, asegura haber aprendido a “conducir a la defensiva. Yo pensaba que sabía, pero cuando llegas te das cuenta de que aquí es donde se aprende en realidad”.