El desborde de la protección costera natural y artificial se ha acelerado a nivel mundial en casi un 50 % durante las dos últimas décadas. Ello despierta gran preocupación en la comunidad científica, entre otras razones, porque las regiones costeras bajas albergan casi el 10 % de la población mundial, equivalente a unos 700 millones de personas.
El trastorno se produce debido a la combinación de aumento del nivel del mar, mareas, marejadas ciclónicas y olas, según revela un estudio realizado por un equipo de científicos procedentes de instituciones de Francia, Brasil, Italia, Nigeria, Países Bajos y Portugal, y publicado la semana pasada en la revista especializada Nature Communications.
Los investigadores afirman también que el desborde costero y, en consecuencia, el riesgo de inundaciones, se acelerará aún más durante el siglo XXI, hasta 50 veces en un escenario de calentamiento global de altas emisiones, incremento que se debe principalmente a una combinación del aumento del nivel del mar y las olas del océano.
Además de la erosión en curso y el alza del nivel del mar, las áreas costeras bajas y sus ecosistemas únicos se enfrentan a peligros destructivos, incluidas inundaciones episódicas debido al rebasamiento de la protección natural o artificial. Así ocurrió en los casos del huracán Katrina, que azotó a los Estados Unidos en el 2005, del ciclón Xynthia en Europa en el 2010 y del tifón Haiyan en Asia en el 2013, este último el mayor ciclón tropical jamás medido.
Los expertos esperan que estos eventos episódicos se vuelvan más severos y frecuentes por el alza del calentamiento global, mientras que las consecuencias también aumentarán debido al aumento de la presión causada por el hombre(antropogénica), como el desarrollo costero y de infraestructura y la rápida urbanización.
Aunque la magnitud y frecuencia de estos eventos siguen siendo inciertas, los científicos creen que los países de los trópicos se verán particularmente afectados.
Cabe apuntar que, no obstante el importante papel que desempeñan las olas del océano en la determinación del nivel del mar costero, anteriormente se había pasado por alto en gran medida su contribución a las inundaciones costeras, principalmente debido a la falta de información topográfica costera precisa.
Bajo la coordinación del Instituto de Investigación para el Desarrollo (IRD, Institut de recherche pour le développement, de Francia), los especialistas combinaron un modelo digital global sin precedentes para la elevación de la superficie con nuevas estimaciones de los niveles extremos del mar. Estos niveles extremos de agua incluyen mareas y olas impulsadas por el viento y mediciones existentes de defensas costeras naturales y artificiales.
La investigación comenzó cuantificando el aumento de eventos de inmersión global ocurridos entre los años 1993 y 2015. A ese fin, se utilizaron datos satelitales para definir los parámetros clave para la topografía costera. El nivel extremo de las aguas costeras se calculó en intervalos de tiempo para identificar el número potencial anual de horas durante las cuales las defensas costeras podrían superarse en cada área.
«La combinación de mareas y episodios de grandes olas es el principal contribuyente a los episodios de desborde costero», afirma Rafaël Almar, investigador en dinámica costera del IRD y coordinador del estudio; y añade: «Identificamos puntos calientes, donde el aumento de los riesgos de rebasamiento es mayor, como en el Golfo de México, el sur del Mediterráneo, África occidental, Madagascar y el mar Báltico».
El estudio incluyó también una evaluación global inicial del potencial desbordamiento costero durante el siglo XXI, teniendo en cuenta diferentes escenarios de aumento del nivel del mar. Los resultados muestran que el número de horas de superación podría aumentar a un ritmo más rápido que la tasa promedio de aumento del nivel del mar.
«La frecuencia de los rebasamientos se está acelerando exponencialmente y será claramente perceptible a partir del 2050, independientemente del escenario climático. Para fines de siglo, la intensidad de la aceleración dependerá de las trayectorias futuras de las emisiones de gases de efecto invernadero y, por lo tanto, del aumento en el nivel del mar. En el caso de un escenario de altas emisiones, el número de horas rebasadas a nivel mundial podría multiplicarse por cincuenta en comparación con los niveles actuales», advierte Rafaël Almar.
Y precisa el reconocido científico: «A medida que avanzamos en el siglo XXI, más y más regiones estarán expuestas a desbordes y consiguientes inundaciones costeras, especialmente en los trópicos, el noroeste de Estados Unidos, Escandinavia y el Lejano Oriente de Rusia».
Los autores de la novedosa investigación señalan que se necesitarán más estudios a nivel local y regional para concretar estas proyecciones globales, que proporcionan una base sólida para proponer medidas de adaptación efectivas en los puntos críticos identificados.
(Con información de páginas web Siglo XXI, Iagua y La Voz)