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Lázara: magisterio de vida

Fue por las redes sociales que se difundió primero la noticia: Lá­zara Silvia Santiago Rodríguez falleció repentinamente en su ho­gar; y los comentarios que el he­cho generó demostraron el cariño y la admiración que conquistó por su extensa ejecutoria como maestra y dirigente sindical.

Condecorada con la Medalla Jesús Menéndez. Foto: Cortesía familiar

Esta matancera, quien nació el 17 de febrero de 1942, se radicó después en la capital, y se asoció a las huelgas estudiantiles contra el régimen batistiano en el Instituto de La Habana.

Tras el triunfo de la Revolu­ción fue fundadora de los CDR, la FMC y las Milicias Naciona­les Revolucionarias. En 1960 se incorporó al primer contingente de maestros voluntarios y par­tió a Jiguaní, actual provincia de Granma, donde por su eficaz desempeño se convirtió en una de las seleccionadas para trabajar en las escuelas formadoras de edu­cadores en Minas del Frío y San Lorenzo.

Tenía poco más de 20 años cuando ingresó en las filas del Partido y al año siguiente retornó a la capital para simultanear las funciones de directora de secun­daria básica con la docencia.

Su trayectoria sindical co­menzó en 1961 en la antigua provincia de Oriente. Participó en la fundación del sindicato de los educadores, fue muchos años cuadro profesional del Sindica­to de Trabajadores de la Educa­ción, la Ciencia y el Deporte en La Habana, y no profesional en la nación; participó como dele­gada o invitada desde el XI hasta el XXI congresos de la CTC, en este último fue electa miembro de su Consejo Nacional y, posterior­mente, la designaron secretaria del Consejo Científico de la cen­tral sindical.

Ya para entonces estaba ju­bilada, pero siguió activa como fundadora de la Cátedra Univer­sitaria del Adulto Mayor en la Universidad de La Habana, del Grupo de Jubilados de la capital y como acuciosa investigadora de la obra del Apóstol. Vinculada a la Federación Sindical Mun­dial (FSM), en el 2014 fue electa miembro representante en la re­gión América en el Congreso de Pensionados de la FSM en Barce­lona, España.

Merecedora de numerosas condecoraciones, entre estas la Medalla Jesús Menéndez y la Or­den Lázaro Peña de III Grado; Lázara declaró en una ocasión: “No podría vivir sin la escuela”, y es que sus enseñanzas rebasaron las aulas para ser un magisterio de vida.

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