Especialistas de la salud y la economía alertan sobre situaciones que, provocadas por la pandemia, afectan a las personas y al mundo entero. Son miedos lógicos que preocupan y ocupan a esos expertos. Uno de ellos es para algunos el peor de los miedos, la posibilidad de una guerra mundial.
Cierto que no existen las condiciones para que ello ocurra, pero se incrementan las amenazas de Estados Unidos y sus socios del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) contra la Federación Rusa y la República Popular China.
Declaraciones, movimientos de tropas, presiones, sanciones de todo tipo llenan cada día titulares de la prensa mundial y permiten que el ciudadano común se sienta amenazado y crea realmente que la amenaza rusa y china ponen en peligro a sus respectivos países, en especial a Estados Unidos y a sus socios europeos.
Los interesados en seguirle los pasos a los acontecimientos políticos, económicos y militares internacionales saben que tales acciones ponen en peligro la paz y la estabilidad mundial, aunque repito, no existen condiciones para una conflagración mundial que, según los expertos, sería la última.
Lo que pudiera combatir este miedo que comento serían pasos encaminados a eliminar las causas que lo provocan y lograr la esperanza de quienes sienten real preocupación por lo que acontece cada día.
El próximo 16 de junio, en Ginebra se reunirán los presidentes de la Federación Rusa y de Estados Unidos, Vladimir Putin y Joe Biden, pero a solo unos días del encuentro las reflexiones sobre lo que pudiera ser un acontecimiento positivo, son pesimistas.
Se resumen en una frase. Basta de palabras, son necesarios los hechos.
Un comunicado dado a conocer por el servicio de prensa del Kremlin señala que “se planea abordar el estado y las perspectivas de relaciones bilaterales, problemas de estabilidad estratégica y asuntos actuales de la agenda internacional, como la interacción en la lucha contra la pandemia de coronavirus y la resolución de conflictos regionales«.
El portavoz de la Casa Blanca, Jen Psaki, afirmó que «los líderes considerarán una gama completa de problemas actuales, al tiempo que tratamos de restaurar la previsibilidad y la estabilidad de relaciones entre EE.UU. y Rusia».
Desde el anuncio del encuentro hasta la fecha la realidad ha sido una escalada en la tensión entre ambos Estados, con expulsión de diplomáticos, provocaciones militares y sanciones mutuas.
El ministro ruso de Exteriores, Serguéi Lavrov, reiteró que Moscú está dispuesta a «considerar y resolver cualquier asunto en la agenda bilateral», siempre que el diálogo se base en los principios de igualdad, respeto mutuo y consideración de interés.
Y criticó la falta de voluntad de los representantes de Occidente para un diálogo honesto con la nación euroasiática, durante un reciente foro internacional celebrado en Rusia.
El evento Lecturas de Primakov estuvo dedicado este año al tema ‘Desafíos contemporáneos para el orden mundial’, con la participación de expertos, académicos y politólogos de diferentes países.
“La situación no la enfrenta solo Moscú, dijo, sino también, otros países y reiteró que Occidente ‘no está preparado para un diálogo honesto, basado en hechos, prefieren actuar con un espíritu de alta probabilidad, hay muchos ejemplos de tal enfoque’, apuntó.
En su opinión ”tal manera de actuar socava la credibilidad de la propia idea del diálogo como una forma de resolver diferencias, erosiona las posibilidades de la diplomacia como el instrumento más importante de la política exterior”.
A solo unas horas del encuentro entre Putin y Biden son pocas las expectativas de lograr un consenso capaz de traer tranquilidad y paz a un planeta inmerso en una pandemia que impuso el miedo mundial.