El regaño mañanero

Como cada mañana, la conferencia de prensa del Minsap, informa, alerta y regaña en un tema tan amplio y debatido como la Covid-19, que en poco más de un año ha contagiado a más de 150 mil cubanos y ha causado la muerte a mil 025.

Con voz lastimera, trémula y muy pocas veces alegre, el Doctor Durán se ha convertido en la cara visible de cientos de médicos, especialistas y científicos que luchan por reducir las estadísticas, elevar la calidad de vida y buscan la inmunización.

Los días pasan y las noticias son cada vez menos halagüeñas. Los contagios siguen aumentando, unos días en esta provincia, el otro en la de más allá, y una minoría logra controlar a la pandemia.

Al inicio, los fallecidos eran, casi todos, personas de edad bien avanzada con comorbilidades que inducían a complicaciones de sus cuadros clínicos. Desde hace un tiempo, mueren personas jóvenes y algunas sin otras enfermedades o con hipertensión arterial controlada, una dolencia de muchos en el país.

Los eventos institucionales aportan gran cantidad de enfermos sin escoger a unos u otros; al igual que el grupo de los contactos, los más propensos a enfermar y complicarse.

La responsabilidad sigue siendo el talón de Aquiles. Y cada día, en el sermón mañanero, el Doctor Durán dice y redice, alerta, cita ejemplos como por ejemplo el de los niños, que sigue siendo alto, e inconcebible que los recién nacidos se contagien cuando en verdad deberían estar bien protegidos en una “urna” de cuna y mosquiteros.

Los viejitos están también en desventajas, pues muchos sin salir a la calle tienen contacto con los familiares que sí andan, muchas veces porque van a trabajar, buscar los alimentos o las medicinas.

El asunto es bien complejo, atañe a todos y solo entre todos podemos reducir la pandemia, y recuperar la libertad, el andar por las calles, las fiestas, la familia, los abrazos, los reencuentros de los que estamos tan carentes.