Nelsa Pérez Comptis plantea que en su empresa Fábrica de Cigarros de Holguín Lázaro Peña, “no nos hemos puesto de acuerdo con el pago de las utilidades porque no quieren distribuirla según el trabajador que más aporte desde su puesto de trabajo, sino en base al salario que devengue cada cual y no es justo, porque nosotros estamos vinculados directamente a la producción y aportamos más que el personal indirecto”. Agrega que “siempre vamos a estar por debajo porque devengamos un salario menor, todavía allá no tienen bien claro cómo aplicarlo o no quieren darse cuenta por lo que necesitamos que emitan una resolución en base al pago de las utilidades, y se envíe a cada empresa que lo pague, si no el que va a salir perdiendo es el que en realidad aporta más a la economía del país”.
Carmen Luisa Remón Areviche plantea que en la entidad donde labora solo se ha tenido en cuenta para la distribución de las utilidades la evaluación, el llamado CPL, sin contar los días realmente trabajados; de esa forma, subraya, se iguala a todos, ya que por la evaluación que va desde 95 hasta 100 puntos todos perciben el mismo importe asignado al departamento y que se hace por apreciación de quien evalúa”, considera que “no es posible que quien haya tenido algún tipo de ausencia, ya sea justificada, reciba lo mismo que el trabajador que no ha faltado ni un día y hasta ha tenido que trabajar por alguna razón jornadas extras por el interés y la necesidad de la propia entidad”. Y concluye que no ve el estímulo por ninguna parte.
Trabajadores de la unidad empresarial de base (UEB) central azucarero José María Pérez, de Camajuaní, Villa Clara, están preocupados porque “durante toda la zafra hemos estado en los primeros lugares del país, reconocidos provincial y nacionalmente en la producción de azúcar y por cumplir por encima los parámetros planificados. Llegado el momento de cobrar y ante la pregunta de cuándo nos van a pagar las utilidades obtenidas la respuesta fue que no existen por tener muchos gastos”. Consideran que el deber de la dirección de la UEB es cuidar y velar por el control económico, y ellos no tienen la culpa si no lo hicieron. “Si se excedieron en gastos o los servicios que nos prestan otras UEB son muy caros, pedimos por favor que revisen y analicen la situación porque no debemos sufrir las consecuencias”, reclaman.
Un internauta que firma LAMP califica de injusto el requisito para repartir utilidades que la empresa no haya recibido la calificación de mal por auditoría, y pone como ejemplo que su hotel recibió una auditoría en el 2019 que tuvo esa calificación. Durante todo el 2020 a causa de la pandemia no se fue a hacer el recontrol y ahora “producto de nuestro esfuerzo y de trabajar todos estos meses arriesgándonos por el coronavirus, no hemos tenido eventos en el hotel y se lograron más de 3 millones de utilidades que no se quieren repartir entre los trabajadores. Creo que no es justo y lo que trae es desmotivación”, subraya.
Estas y otras muchas opiniones demuestran la necesidad de que los encargados de la distribución de las utilidades dominen las nueva normas, su contenido sea conocido por los trabajadores, y las organizaciones sindicales se preocupen porque el proceso de determinación del monto de las utilidades y de su distribución se caracterice por su transparencia, y se aclaren oportunamente las inquietudes que puedan surgir en el colectivo.