Con 28 años de edad y un poco más de dos años de experiencia profesional como especialista en Higiene y Epidemiología, el doctor Gelson Martínez Castro fue el único camagüeyano que formó parte de la primera brigada médica cubana que acudió a Togo, nación africana, a prestar servicios y combatir al nuevo coronavirus.
Desde el 13 de abril hasta el 5 de agosto del pasado año estuvo Gelson en esa nación, junto a otros 10 colegas de diferentes especialidades y también miembros del Contingente de Médicos Especializados en Situaciones de Desastres y Graves Epidemias Henry Reeve. Allí asesoraba e identificaba el riesgo de contagio en el terreno, y elaboraba y controlaba el sistema de vigilancia epidemiológica.
“Esta fue una experiencia única, aseguró, y a la vez un gran mérito para mí que me hayan dado una oportunidad como esta de participar y ayudar a combatir tan importante evento sanitario.
“Allá tuve el privilegio también de intercambiar con ministros y profesores a nivel gubernamental y con el doctor, que era un general, que se encargaba del control de la pandemia en el país. Claro que también estuve en zona roja con pacientes positivos.
“De las cosas más complejas, el idioma fue uno de ellas, pero nos asesorábamos con unos traductores que nos enseñaron hasta sobre las costumbres y tradiciones del país, lo cual fue muy útil a la hora de interactuar con la población.
“Para poder hacer mejor el trabajo nos dedicamos a recorrer toda la nación, con representantes de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y del Fondo de Las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), y llegamos incluso hasta lo más intrincado. Eso la población nos lo agradeció mucho y nos recibían con alegría”.
Desde que Gelson regresó a Camagüey se incorporó a su puesto laboral en el policlínico José Martí, como epidemiólogo del área. Recuerda que eran días en los que la situación se iba complejizando “y toda la ayuda era necesaria.
“En el área, ubicada al centro del municipio cabecera, se iba presentando un número de casos importante y por tanto el trabajo debía arreciar. Desde que llegué me actualicé y junto a mis compañeros nos dispusimos a puntualizar las acciones para que se hicieran de forma oportuna y correcta. Eso era lo más importante para evitar que las personas se enfermaran, pues esta es una de las complicaciones sanitarias más complejas que ha tenido el mundo.
“La experiencia que adquirí en la misión me ayudó a crecer profesionalmente. Ya no soy el mismo, ya no me siento recién graduado. Y aseguro que lo volvería hacer, otra vez me iría a cualquier rincón a salvar vidas, pero ahora la batalla es en Cuba, porque la situación es compleja y es necesario acabar con este fenómeno sanitario”.