En contraste con la alegría por la celebración de un nuevo Primero de Mayo, se sumó por estos días una muy triste noticia: el fallecimiento a los 80 años, víctima de la COVID-19, del compañero Manuel Cordero Águila, veterano dirigente, quien compartió desde muy disímiles escenarios el accionar del movimiento sindical cubano a partir de mediados de la década de los sesenta del pasado siglo.
Ya en 1965 Cordero, así, a secas, se iniciaba en esa noble batalla como parte de la comisión organizadora del XII Congreso de la Central de Trabajadores de Cuba en Santa Clara, ciudad en la que también dirigió la CTC.
En 1976 es promovido con igual cargo a la nueva provincia de Villa Clara; a partir de 1989 y hasta el año 2006 dirigió el Sindicato Nacional de Trabajadores Azucareros, una tarea ardua dada la tremenda importancia de ese sector, y en la que demostró con creces su aguerrida experiencia sindical y lo que aprendió en su niñez en colonias cañeras, ya fuera en el corte, siembra y limpia de la gramínea.
De Cordero siempre tendremos que destacar su labor conspirativa contra el gobierno de Fulgencio Batista, y como integrante del Movimiento 26 de Julio, su alzamiento en la serranía del Escambray abastecimiento, así como su estampa de bisoño soldado del Ejército Rebelde hasta 1961.
Delegado del II al V Congresos del Partido Comunista de Cuba, y del XII al XIX Congresos de la Central de Trabajadores de Cuba; fue diputado a la Asamblea Nacional del Poder Popular por el municipio de Sagua la Grande. Ostentó la Orden Lázaro Peña, de II y III Grados.
Luego de su jubilación en el 2012, comenzó a laborar en las áreas de autoabastecimiento de la CTC nacional.
Con tristeza despedimos a Manuel Cordero Águila, y con él a un genuino sindicalista. Su impronta sigue junto a nosotros.