A pesar del sol intenso y el polvo que nublaba la vista ante el ir y venir de grúas y camiones, el cansancio no parecía tener cabida en la construcción del nuevo vial que facilitará el acceso de la ciudad cabecera de esta provincia a la Autopista Nacional.
Esta es la mayor inversión que se desarrolla en el territorio, muy dilatada en el tiempo al tener el estudio de factibilidad desde 2012 y comenzar a laborares años después en 1.8 kilómetros, de los 7.5 de longitud trazados hasta las Seis Vías, debido, sobre todo, a la falta de recursos por restricciones económicos, con mayores incidencias en tiempos de COVID-19.
Roberto Castillo Suárez, director de la Empresa de Vialidad del Gobierno y su vez inversionista, informó que cuentan con unos de 34 millones de pesos para ejecutar esa carretera y el ritmo aún no es el deseado.
Aseguró que estas dos vías, con cuatro carriles y un separador iluminado a cargo de lámparas con tecnología Led, reducirán en siete kilómetros el trayecto tradicional para llegar a la Autopista, con el equivalente ahorro de combustible, tiempo y menos posibilidades de accidentes, además de una mejor y más rápida conexión con la Zona Especial de Desarrollo Mariel (ZEDM) y La Habana.
Aunque 2020 debió ser el año conclusivo, los artemiseños celebramos pasito a pasito cada avance, que a solo días del Primero de Mayo se hace notar, pues terminar el puente, en el kilómetro 6.37 del vial, devino compromiso de los trabajadores de la brigada número 3, perteneciente a la Empresa Constructora Integral Artemisa (ECIAR), especializada en obras ingenieras de tal magnitud.
Osdeny Bornes González, quien suma en su currículo la construcción de más de 30 puentes a lo ancho y largo de Cuba, incluso en el pedraplén de la cayería norte de Villa Clara, ahora jefe técnico del colectivo que asume la obra, nos comentó de las complejidades para cumplir con el cronograma, ya en proceso de ajustes:
“Hubo que desmontar las vigas de un puente en desuso en Taguasco, Santi Spíritus, y trasladarlas por vía férrea con más contratiempos que los esperados”.
Ahora están en manos de Eduardo Ramos Requejo, un habanero de San Miguel del Padrón, operador de la Nicola, equipo de tiro de la Empresa de Izaje, Cubiza, que junto a una grúa de 160 toneladas de la ZEDM las acerca al puente, de dos en dos.
William González Tejera casi no se ve encima de aquella estructura de 60 metros de largo, tras acomodar cada viga de 10.14 metros en una peligrosa ejecución, a la cual dice no temerle a sus 59 años de edad.
“Aunque soy el carpintero que encofrará el puente, apoyo en lo que haga falta, y cada mañana, a eso de las 5.00 am, vengo desde San Cristóbal hasta Artemisa para trabajar. Solo cuando ya no hay sol hacemos el trayecto de regreso. Incluso laboramos sábados y domingos, si los recursos nos lo permiten”.
Mientras, otros se disponen a elevar 384 losas de tablero prefabricadas, necesarias antes de proceder, la semana entrante, a cubrir una de las vías con 50 metros cúbicos de hormigón, y en junio terminar el puente, según lo previsto en un nuevo cronograma.
Tanto esfuerzo requiere de encontrar alguna alternativa para mejorar la alimentación. Trabajan casi 12 horas y no hay nada cerca para consumir ni los precios son tan asequibles.
“Aquí se ha respetado el salario básico que promedia unos 2 mil 800 pesos y se estimula, según el cumplimiento de la tarea diaria. Sin embargo, hay que mejorar también la entrega de los medios de protección y los de trabajo (a principio de año les dieron algunos) y buscar estrategias para incentivar a los trabajadores a quedarse en la brigada».
Es esta una de las deudas pendientes para quienes pasito a pasito, y sin fecha de terminación determinada, construyen el necesario enlace de Artemisa con la Autopista Nacional.