El Presidente ucraniano, y no Ucrania, apuesta a la guerra como solución a los problemas en la economía, la pandemia y la mala administración de su equipo de gobierno, en especial la funesta influencia de sus amigos de la extrema derecha local.
Su gobierno intenta distraer la atención de la población para que olviden la profunda crisis política, económica y constitucional y presenta sus acciones como defensa de su frontera y aspira incluso a la ayuda económica de organizaciones financieras occidentales, y asesoramiento adicional en técnica militar procedente de Estados Unidos.
No es que el Presidente ucraniano sea muy “creativo” y mucho menos militar, pero aspira colocar al país como un miembro más de la Organización del Atlántico Norte (OTAN) y ser considerado por la Unión Europea y el imperio yanqui como un aliado confiable, por lo que se presta a “jugar a la guerra” sin importarle las consecuencias.
No es tan tonto como para desconocer que la confrontación armada no es inminente, sino más bien la excusa para que nuevamente aparezca como el “villano” de la película la Federación Rusa, a pesar de los reiterados pronunciamientos de esa nación donde oficialmente se niega tal posibilidad.
Movilizadas las tropas muy cerca de las fronteras con Rusia, el “combatiente” Zelenski pasa revista a los que, de provocarse un incidente, serán los primeros en morir, pero es necesario para la propaganda contra el “enemigo” ruso y su “firme disposición de enfrentar cualquier ataque” procedente del poderoso vecino.
Escalada de tensión en la región
Desde el Kremlin acusaron a la Casa Blanca de alimentar el espíritu militarista de Kiev y optar por acciones provocadoras cerca de la frontera con Rusia. Todo esto ocurre en el contexto de la intención de EE.UU. de dirigir sus buques de guerra al Mar Negro.
La vocera de la Cancillería rusa, María Zajárova, dijo a principios de abril que la situación en Donbás sigue siendo difícil y está empeorando cada vez más debido a «la actitud belicosa de Kiev, que vive con la ilusión de la posibilidad de una solución militar”.
Moscú ha reiterado la petición a las autoridades del vecino país para que respeten los acuerdos de Minsk, respaldados por una resolución del Consejo de Seguridad de la ONU. Sin embargo, la actitud evidente de Ucrania es salirse del mismo.
Según Zelenski, el ingreso de Ucrania a la OTAN es lo único que puede liquidar el conflicto entre Kiev y el Donbás. Tras recibir el apoyo de su homólogo de EE.UU., Joe Biden, Kiev rompió el alto al fuego y lanzó ataques furibundos.
Entre esas aguas navegan beligerantes las autoridades de Kiev, al influjo del viento que le soplan EE.UU., la OTAN, y otros países occidentales, señalaba recientemente un colega ruso.
El “coro de los amigos de Kiev” solo repiten que el movimiento de tropas rusas representa una amenaza. No importa que lo haga dentro de su territorio y ante la amenaza de tropas de Estados Unidos y la OTAN maniobrando muy, pero muy cerca, de su frontera.
Para no quedar muy rezagado de las acciones estadounidense, el secretario general de la OTAN, Jens Soltemberg, tuitea: «Llamé al presidente Zelenski para expresarle una seria preocupación por la actividad militar de Rusia en el territorio de Ucrania y en sus cercanías, así como por las violaciones del cese del fuego».
Las provocaciones de Kiev en la región del Donbás pretenden presentar a los rusos como agresores y violadores de los derechos humanos, pero ocultan la realidad.
Los Iniciadores de la agudización del conflicto en la región del Donbás son Estados Unidos y Gran Bretaña, en la búsqueda de argumentos para nuevas sanciones, coinciden diversos analistas.
Seria amenaza de una acción militar
El portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, señaló que la adhesión de Ucrania a la OTAN agravaría los problemas internos de ese país. Por su parte el canciller ruso, Serguéi Lavrov, se expresó con más contundencia «Kiev ha pasado de criticar el marco político para resolver la crisis en Donbás, a amenazas de una acción militar.
La Federación Rusa tiene muy presente las lecciones de la Historia y es heredera de la victoria del Ejército Rojo sobre el fascismo alemán que, casualmente, inició el ataque a la entonces URSS por una de sus fronteras, alentado por las potencias occidentales que intentaban acabar con el “comunismo”.
Ahora los Estados Unidos y sus aliados, o seguidores, de la OTAN encuentran en la servil posición de Ucrania el argumento necesario para seguir cercando militarmente a Rusia y poniendo en peligro la paz en esa parte del planeta.