La necesidad de liberar las fuerzas productivas en Cuba no es un secreto, hacerlo implica abarcar en el proceso a todos los actores que participan en la generación de bienes y permitirles la plena utilización de sus capacidades, así como el tránsito hacia etapas superiores de desarrollo.
En tal sentido, el sector no estatal tiene un potencial que comienza a despuntar, y aunque a muchos les gusta emplear eufemismos para designarlos, lo cierto es que se trata de pequeños empresarios; aprovechan los grietas existentes en el mercado interno, que tiene bastantes, y se insertan con éxito.
Logran la satisfacción de necesidades básicas de la población, generan empleos, y están reconocidas como una excelente forma de impulsar la economía y mejorar la distribución de la riqueza.
La pequeña y mediana empresa (PYME) también estimula la competitividad, con ello la calidad de los productos y abaratamiento de los precios, no están exentas de riesgos y desventajas, como el ser más vulnerable ante cualquier error en su estrategia comercial o financiera.
En Cuba la carencia de materias primas y limitaciones para acceder al mercado constituían hasta hace poco el mayor freno, hoy al amparo de las nuevas disposiciones que les permiten las importaciones, se abren otros caminos.
Calzados Orta
Reynaldo Orta tiene más de 40 años dedicados a la zapatería. Desde 1997 la ejerce como trabajador no estatal, y desde ese entonces ha hecho suya cada flexibilización de las normativas para el sector, lo que le permitió incrementar el número de trabajadores, los puntos de venta y más recientemente los volúmenes de producción.
“Cuando vi en la Mesa Redonda al Ministro de Economía decir que se nos permitiría la importación, dije: esto hay que probarlo y empezamos a buscar cómo hacerlo”.
Hicieron un primer intento con Cimex, luego con el Fondo Cubano de Bienes Culturales (FBC) y ya por esta vía han recibido varios lotes de materias primas, lo que les permite según ellos incrementar el flujo de producción, mejorar la calidad del calzado que confeccionan y mayor libertad a la hora de crear, pues pueden acceder al recurso ideal para su elaboración, sin necesidad de emplear sustitutos.
Anteriormente él, sus tres hijos y la esposa viajaban a México en busca de insumos, los cuales no podían traer en las cantidades requeridas por las restricciones aduanales. Con esta opción ―asegura― se liberan de tensión y riesgos, además, se abaratan los costos de la adquisición.
Formar a las nuevas generaciones es una preocupación constante para Orta y durante años ha traspasado su experiencia a hijos sobrinos, amigos y empleados; él milita en el núcleo del Partido de trabajadores no estatales de la terminal de ómnibus y aspira a contar con uno en el taller, pues asegura que hay potencial entre los jóvenes que allí laboran.
La creación de un aula de capacitación está entre las perspectivas futuras, así como la renovación de las máquinas de coser y la compra del equipamiento para elaborar las suelas.
Agradece el acompañamiento de entidades estatales en el proceso de importación y en su opinión estas oportunidades confirman el rol que se confiere al sector por la máxima dirección del país. Enfatiza que es preciso la transparencia y el apego a la legalidad.
El manejo del negocio recae fundamentalmente en sus hijos, el mayor de ellos, Reydolly, insta a otros a buscar cómo aprovechar esta opción y asevera con satisfacción que funciona. Cuentan con 18 obreros contratados, puntos de venta en la terminal de ómnibus y el Bazar, ambos en la ciudad Pinar del Río. Mejorar el sistema de pago a partir de la disponibilidad de materias primas se inserta entre las proyecciones.
Panadería Baguette
Con apenas 29 años Yordan Reyes lleva las riendas de la panadería Baguette, sita en el poblado de Viñales; acercarse a la vidriera expositiva es despertar el apetito por la exquisitez visual de la presentación de los dulces que expenden, algunos infrecuentes como las tartas tres chocolates y san marco.
Ello es posible gracias a la importación de materias primas, y asegura que con proveedores internacionales de harina abarata costos con respecto a los nacionales a la vez que adquiere todos los ingredientes que necesita para ofertar variedad y diversidad.
Muestra con orgullo la calidad de los insumos que posee y explica cómo estos le permiten dar rienda suelta a las distintas elaboraciones. Incluso ha buscado asesoramiento dentro y fuera de fronteras para que la excelencia distinga a su negocio.
Le cuesta precisar la cantidad de opciones que puede ofrecer a sus clientes diariamente, pues con una producción continúa de 24 horas hay una renovación constante de las propuestas gastronómicas. También elaboran una amplia gama de panes, los que se comercializan a precios asequibles para que un mayor número de viñaleros puedan adquirirlos.
Por las medidas implementadas para detener la propagación de la COVID-19 solo prestan servicio para llevar, pero habitualmente funcionan como cafetería. Incluir la venta de helados artesanales, será el próximo desafío y Yordan asegura que lo hará con más de 30 sabores.
El salario promedio de sus trabajadores es superior a los 4 mil pesos mensuales. En el colectivo hay una mezcla de experiencia y juventud.
Por más
Son solo dos ejemplos que ilustran cuánto puede ganar la generación de bienes y servicios en Cuba con el sector no estatal. Sus soluciones no llegan a escala de país, pero localmente, contribuyen a la satisfacción de necesidades básicas.