Girón no aparece reconocido en el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española. Buscaba algún significado que propiciara juegos de palabras, quizás alguna parábola con jirón, porque no hay duda de que en las arenas de esa playa fue escrita una parte de nuestra historia, que implicó un desgarro para la Patria, ante la muerte de tanto hijo digno.
Parece que siempre fue sitio amado por piratas, que uno de ellos dejó su apellido asociado por siempre a esa ribera dándole nombre, y si hoy Girón es sólo un vocablo para denominar una porción de nuestro litoral, no importa, podemos los cubanos tejer toda la acepción que escapa a detalles geográficos o descripciones paisajísticas; si algunos significados tardan siglos en moldearse con las normas del habla, bastaron 72 horas para que esas letras revienten de contenido.
Es Girón: victoria, rebeldía, libertad; coraje y gloria; apretada síntesis del pasaje bíblico de David contra Goliat, también dolor, ira y crecimiento, es iniciación para un enemigo que desconocía de este lado del planeta el sabor de la derrota.
Desborda Girón sacrificio, patriotismo, autonomía y como un faro se yergue convirtiéndose en guía, inspiración; no le falta el valor ejemplarizante ni la trascendencia, hay evocación, homenaje y orgullo.
Girón puede aparecer como el nombre de una playa, un sitio inscrito en la memoria bélica de Cuba, Latinoamérica y el mundo, pero los nacidos en esta isla sabemos sobradamente su carácter de confirmación, que no valdrían sorpresas, amenazas, armamentos, o poderes de cualquier tipo, que la bravura insular tiene pechos acorazados desde dentro, protegidos por el manto de luz estelar que los envuelve, porque entre las insignias de la vida escogieron la estrella, y el yugo como pedestal “… de manera/ Que puesto en el de pie, luzca en mi frente/ Mejor la estrella que ilumina y mata.”