Humilde, sencillo, infatigable, con afable carácter y perenne disposición de escuchar y decidir con justicia. Así es Julio César García Rodríguez y esos atributos lo convierten en un líder natural que sus subordinados siguen respetuosamente en las difíciles tareas que supone dirigir las misiones sociales de Cuba en Venezuela.
Por esa razón, los cooperantes antillanos acogieron con beneplácitos su elección como delegado al 8vo. Congreso del Partido Comunista de Cuba y en numerosos mensajes lo felicitaron y le aseguraron que sus enseñanzas, sus ímpetus continuarían marcando el desempeño colectivo en estos días de ausencia obligada, necesaria, importante.
Porque esas relaciones de hermandad entre las dos naciones adquieren todos los días más vitalidad y están demostrando, hoy más que nunca, el valor de la solidaridad, aunque nuestros enemigos ideológicos las victimizan con campañas mediáticas difamatorias encaminadas a crear matrices de opinión que pretenden desfigurar la imagen real de los proyectos sociales que enarbolan.
Y, comoquiera que este el Congreso de la continuidad histórica de la Revolución, Julito, apelativo al que responde sin exigir protocolos, estará en esta magna cita para reafirmar la disposición de sus compatriotas de continuar defendiendo los principios humanistas y solidarios inculcados por los padres fundadores de nuestra nación.
En su persona y en su voz estará la fuerza cotidiana que le imprimen los más de 20 mil colaboradores “al cumplimiento de los objetivos estratégicos del Convenio Integral de Cooperación aprobados para el actual año, un calendario signado por el rebrote de la Covid-19 y el recrudecimiento de la guerra económica impuesta por Estados Unidos a los dos países”, enfatiza.
Julito identifica al 2020 como “un año difícil, pero heroico” y lo ha reiterado en sus constantes intercambios con los cooperantes en sus sitios de desempeño, a quienes convoca a utilizar esas experiencias en la batalla que libran hoy contra la Covid-19 en estrecha articulación con las autoridades del Gobierno bolivariano y los colegas de la Salud, que deviene paradigma para los pueblos del mundo.
Su elección es el reconocimiento del Partido Comunista en Camagüey, provincia que lo vio crecer y crecerse ante los desafíos que enfrenta un sistema social y una nación asediados por la mayor potencia imperialista contemporánea, y exige revolucionarios cabales, del que Julito es ejemplo.