En su esencia y propósitos, el proceso político de información y presentación del Plan de la Economía y el Presupuesto para el 2021 ha sido igual que otros, pero a la vez diferente porque está influido por las notables afectaciones de la pandemia provocada por la COVID-19, la crisis de la economía mundial, de la cual Cuba no está exenta, y las impostergables implementaciones de la Tarea Ordenamiento y de la Estrategia Económica-Social.
Es similar a los anteriores, porque permite ─y eso es muy importante─ que los trabajadores conozcan con exactitud cuáles son los compromisos para materializar las cifras e indicadores, con qué recursos cuentan para ello y tengan además la posibilidad de formular sus planteamientos, dudas y preocupaciones.
El proceso tiene también la extraordinaria significación en la práctica de resultar un eficaz ejercicio de democracia, toda vez que el Plan de la Economía y el Presupuesto no es impuesto ni simplemente informado, sino que los integrantes de los colectivos tienen el derecho de opinar, sugerir, proponer ideas… o sea, participar en la conducción de las entidades: un derecho refrendado en la Constitución de la República y el Código de Trabajo.
En los centros laborales el ambiente no es el habitual, pues junto a la preocupación y a la necesidad de mantener la producción y los servicios esenciales, se ha hecho necesaria la aplicación de medidas para evitar el contagio y el surgimiento de eventos marcados por la peligrosidad.
Ese panorama ha caracterizado en buena medida la realización del proceso político este año. En no pocos centros las asambleas se han multiplicado, porque las organizaron y realizaron por departamentos, para impedir las aglomeraciones y mantener la distancia entre las personas, como está indicado.
El cronograma hubo que reprogramarlo y un número considerable de encuentros tuvieron que concentrarse en el mes de marzo y los restantes se efectuarán en el actual abril, pues la fecha de terminación obviamente tuvo que correrse.
La CTC Nacional considera entre los aspectos positivos, valga reiterarlos, que el proceso posibilita manifestar en tiempo real planteamientos, preocupaciones y dudas.
Se ha tenido en cuenta qué debe hacerse en los colectivos para favorecer el desarrollo y fortalecimiento de la industria, más allá de las limitaciones con los recursos, así como la necesidad de incrementar los encadenamientos productivos, no solo en el sector empresarial, sino también con el no estatal, y el aumento de las exportaciones y la disminución de las importaciones.
Ha estado presente además, la impostergable necesidad de elevar la producción de alimentos y el papel del movimiento sindical en ese sentido, la eficiencia, el ahorro, la productividad, la calidad, el fortalecimiento de la labor innovadora y la implementación de las medidas que dan mayor autonomía y fortaleza a la empresa estatal socialista.
Por la transcendencia y repercusión que tienen en los colectivos laborales se han analizado, igualmente, las posibles fuentes para elevar los ingresos de la parte móvil del salario, los sistemas de pago, la distribución de utilidades, las alternativas ante una disminución o paralización de los procesos productivos y de servicios, el incremento del trabajo a distancia y la protección a los trabajadores que pueden quedar interruptos.
Hasta el momento de redactar estas líneas se había efectuado, según informó la esfera de Asuntos Económicos de la CTC, más del 65 % de las asambleas programadas, con la participación de un millón 258 mil 586 trabajadores, y el 70 % de las de representantes.
Miguel Díaz-Canel Bermúdez, Presidente de la República de Cuba, orientó que el proceso de información y presentación del plan debía comprometer, convocar, conmover, en el que todos se sientan parte. “Por lo tanto tiene que ser ante todo aportador, donde el debate genere ideas y medidas en pos de cumplir el Plan”, aseveró.
Y agregó que la discusión con los trabajadores debe buscar respuestas a preguntas claves como qué vamos a producir y cómo lo vamos a hacer; cómo vamos a ahorrar y en qué renglones; qué diseñar para exportar más.
Esas indicaciones han estado presentes, pero aún pueden potenciarse y consolidarse para lograr procesos cada vez más motivadores, sólidos y abarcadores, que fortalezcan aún más el comprometimiento y la convocatoria.