Michel Arango Herrera no estuvo en la improvisada plaza de aquel 10 de mayo de 1990 cuando Fidel Castro Ruz solicitara convertir el hotel Sol Palmeras en imperecedero ejemplo para el turismo cubano.
A ese colectivo de Varadero llegó siete años después de que otros firmaran el simbólico juramento de reverenciar siempre la orden del Comandante en Jefe. La palabra empeñada es también la suya.
A menos de un mes de cumplirse 31 años de aquella petición, “nos sentimos orgullosos de honrar la confianza de Fidel al afirmar en su discurso inaugural que lo que sucediera en Sol Palmeras determinaría la suerte del turismo cubano”.
La instalación mixta más vieja de Cuba es una marca de calidad, eficiencia y satisfacción de sus planes económicos, resume Michel. “Hemos sido por 11 años consecutivos Vanguardia Nacional, 13 de manera general, y más recientemente fuimos reconocidos como hotel en Victoria, según una emulación impulsada en Matanzas”.
A su juicio, esa constancia se debe a la suerte de “contar todavía con un grupo grande de fundadores que aquí son la vieja escuela de los servicios”, que es también responsable de esa continuidad manifiesta hoy en militantes como Michel, el tercer trabajador en la historia de Sol Palmeras, quien tuvo el honor de asistir a un Congreso del Partido Comunista de Cuba (PCC).
“La sorpresa fue grande. Eran muchos y buenos los propuestos”. Cuando mencionaron su nombre, recuerda, el primer pensamiento estuvo en el ejemplo de sus padres, maestros de oficio, fundadores de esa primera escuela en la antigua casa del poblado Máximo Gómez, en el municipio de Perico.
La alegría de la elección contagió también su actual hogar en la ciudad de Matanzas. “Ahora entienden mejor las razones de esos momentos en los que no pude compartir con ellos por estar cumpliendo con alguna tarea impostergable. Todos se sienten parte de esta dicha. Iré a un encuentro histórico, que acontecerá en el aniversario 60 de la victoria en las arenas de Playa Girón”.
De agente de Seguridad y Protección en sus inicios, pasó a coordinador del área de Servicios Técnicos, y hace unos años ocupa la plaza de asistente de alojamiento. “Los maleteros tenemos el primer contacto con los clientes, los acompañamos a la habitación, los despedimos, puesto que nos permite conocer de primera mano detalles de su estancia y, de haber algún problema, influir en su cambio desde mi responsabilidad al frente del comité del PCC”.
Para Michel, muy competitiva será la etapa pospandémica en la industria del ocio, un regreso marcado por la calidad en la prestación de los servicios, algo que dependerá del factor humano. “Matanzas tiene un peso fundamental en la recuperación de este sector, muy dañado por el bloqueo de los Estados Unidos y la propia COVID-19, que exigirá también mayor eficiencia, para que el rendimiento se parezca a sus reales potencialidades”.
Desde la comisión de trabajo número uno, el único delegado del turismo matancero a la cita del 16 al 19 de abril tendrá la oportunidad de representar no solo a la estratégica industria, sino a toda la sociedad, “porque nuestros trabajadores son ciudadanos con inconformidades y son enormes los desafíos en lo económico, lo político y lo social, mucho más en el contexto de la Tarea Ordenamiento”.
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En el lobby del Sol Palmeras, Rubén Almenares Sánchez, delegado al VI Congreso del PCC, y Arnaldo Díaz Hiedra, secretario general del buró sindical, ponderan las virtudes de Michel, que no perdió oportunidades en asumir bien las misiones, y que en medio de sus labores buscó tiempo para formarse como licenciado en Turismo.
A sus casi 45 años, los cumplirá el 23 de abril, Michel es un convencido de que desde las filas del Partido se puede ser más útil a la Revolución. Con esa certeza aguarda su participación en la magna cita de los comunistas cubanos “Congreso donde se reafirmará la irreversibilidad del socialismo, la apuesta por el desarrollo económico del país y el mejoramiento de la calidad de vida del pueblo”.
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