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Cuando la juventud es excepcional

El joven profesor alega que aunque tuvo temores dentro del centro de aislamiento, lo volvería a hacer todas las veces que sea necesario. Foto: Gretel Díaz Montalvo
El joven profesor alega que aunque tuvo temores dentro del centro de aislamiento, lo volvería a hacer todas las veces que sea necesario. Foto: Gretel Díaz Montalvo

Ser joven implica valentía, pero según Mariano Castillo Amaro, profesor de la Facultad de Ciencias Sociales  y Humanísticas de la Universidad de Camagüey Ignacio Agramonte Loynaz, es más, es estar comprometido con la Revolución y ser de los que dan el paso al frente ante cualquier tarea.

Quizás por eso fue de los primeros en dar el sí para colaborar con el personal médico que prestaría servicio en el centro de aislamiento que se creó en la institución educativa; y también para asegurar hoy que lo volvería a hacer.

“Fue una experiencia interesante, cuenta, llena de temor por las complicaciones que tiene el virus, pero un alto compromiso nos guiaba y era mucha la gente que nos necesitaba.

“Allí adentro les llevábamos la comida a los pacientes, limpiábamos las áreas, pero nos convertimos en sus amigos, en sus sicólogos porque los calmábamos y les explicábamos muchas cosas. Esa era la mejor manera de contribuir con el enfrentamiento a la Covid-19: ayudar en lo que se pudiera”.

Precisamente por esa disposición y entrega en el marco de la celebración por el Día Internacional de los Trabajadores en Camagüey, le fue conferido el reconocimiento “Jóvenes Trabajadores en Revolución”, distinción instituida por la Central de Trabajadores de Cuba (CTC).

Un premio que, como explicó el joven maestro, “es un compromiso mayor para seguir trabajando y contribuyendo al desarrollo de la nación. Porque así se ratifica el compromiso con la Revolución”.

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