Pinar del Río.— Cuando en la reunión del núcleo del Partido en el área del despalillo V-D-15 del Consejo Popular de Pilotos, en el municipio de Consolación del Sur, escogieron a Marisleidis Gavilán Crespo como su candidata al 8.o Congreso del Partido, lejos estaba ella de imaginar que integraría la delegación de esta provincia en la magna cita.
Orgullo, privilegio y compromiso
Esta mujer negra, residente en la demarcación antes mencionada, y que no culminó la enseñanza preuniversitaria, madre de tres hijos, casada, y que lleva 22 de sus 39 años como obrera en el mismo centro, no duda en aseverar que es un privilegio ser la representante de su colectivo y estar entre los cubanos que, junto a la máxima dirección del país, participarán en la toma de decisiones trascendentales.
No disimula el orgullo por la designación que la convierte en voz de otros, y asegura que muchas de las preocupaciones y planteamientos que en anteriores ocasiones le trasladaron sus compañeros ya encontraron solución, pues estaban asociadas a la implementación de la Tarea Ordenamiento y en otros escenarios fueron analizadas y atendidas de manera oportuna.
Sabe que en el Congreso le corresponde ser mucho más que trabajadora del despalillo o tabacalera, para convertirse en ese segmento de la población de los obreros directos a la producción, quienes deciden en la economía y en las batallas que se libran actualmente para lograr mayor eficiencia.
Con voz quebrada por la emoción afirma que nunca esperó ser seleccionada y que las experiencias que ya está viviendo son únicas: “Y no es que yo me crea famosa, pero es una gran responsabilidad y quiero hacerlo bien, ese es mi compromiso con los que me eligieron, porque todos esperamos mucho de este Congreso”.
Militante del Partido desde hace seis años, resalta el apoyo que recibe del colectivo al que pertenece y que todos se encuentran muy satisfechos porque uno de ellos sea delegado. Y aprovecha para agradecerles, porque sin estudios universitarios, la escogieron a ella.
La selección, además, constituye un reconocimiento a su quehacer cotidiano, que en varias ocasiones la ha llevado a ser trabajadora destacada del centro que, como otros, tributa a la confección de habanos, uno de los rubros exportables que nos distinguen a nivel mundial.
En casa
Su esposo, campesino, hoy forma parte de las personas que la respaldan.
Sobre sus hijos, de 15, 13 y 10 años, afirma que “están como flotando, porque nunca pensaron que a su mamá, una despalilladora, la iban a entrevistar, iba a salir en la televisión y se reuniría con los máximos dirigentes del país”. Para ellos lo que ha sucedido es un buen ejemplo de las cosas que se pueden lograr en la vida, la gran oportunidad que es ser delegada al VIII Congreso del Partido.