Los agrícolas tuneros tienen el imperativo de aumentar las producciones y lograr el autoabastecimiento de algunos cultivos como el garbanzo, que todavía no llegan a las toneladas necesarias y muy bien pudieran responder a la demanda local. Ante esta situación, el Sistema de la Agricultura en Las Tunas desarrolla una estrategia para el despunte de este cultivo, significativo para la sustitución de importaciones.
Luis Oro Torres, jefe del departamento de Cultivos Varios en la Delegación del Ministerio de la Agricultura en este territorio, informó que el programa de desarrollo del garbanzo, que se ejecuta en todo el país, busca ampliar en lo adelante la producción y elevar las ofertas a la población.
Añadió el directivo que el programa nacional también tiene previstas directrices para el mejoramiento de la semilla, mientras, en otras provincias se monitorean simientes importadas de México, Turquía y Siria, a fin de obtener los mejores cultivares para la propagación.
“Como un paso concreto en este territorio -explicó Oro Torres- el plan de desarrollo de esta legumbre incluye cerca de 300 hectáreas, de las cuales se sembraron en la reciente campaña de frío más de 100”. Los municipios de Jesús Menéndez y Puerto Padre llevan la vanguardia en estas plantaciones, sobre la base de que estos territorios son lugares donde más se produce el grano y los rendimientos que de allí se obtengan responderán primero a la reproducción de semillas y en segunda instancia a la sustitución de importaciones.
Productores en acción
Los campesinos involucrados en el programa disponen de experiencia en el cultivo de la legumbre. Desde la finca Los Cocos, en el norteño municipio de Jesús Menéndez, uno de los mayores productores de posturas de frutales y cítricos de Cuba, Eugenio Pérez Almaguer, asume la responsabilidad agrícola de garantizar los granos de garbanzo.
Inmerso en estos cultivares, Eugenio inició estas producciones con resultados alentadores. Primero, en el 2020 comenzó a proliferar el grano en 24 hectáreas que le permitió entregar a la Empresa de Semillas alrededor de 300 quintales y ahora, con casi 35 hectáreas de garbanzo en cosecha, este productor calcula un rendimiento aproximado de una tonelada por hectárea.
“El trabajo no ha sido fácil -reconoce con honestidad el labriego- casi no ha llovido y las siembras iniciaron tarde”. Sin embargo, la dedicación constante y el empleo de la ciencia y la técnica van paliando esos derroteros. En los predios de Pérez Almaguer es fácil encontrar las lomas de materia orgánica para tratar los suelos y siempre utiliza los mejores granos para la siembra, ‘saludables y resistentes'», destaca.
De la mano de la ciencia
Para identificar las semillas de garbanzo, más atemperadas a las condiciones climáticas de la provincia en aras de su posterior propagación y desarrollo, el movimiento también está pautado por la implementación de los estudios científicos.
Al decir de la doctora en Ciencias Agrícolas, Raquel Ruz Reyes, profesora de la Universidad tunera y coordinadora del Proyecto de Innovación Agropecuaria y Local (PIAL), muy relacionado con estos temas, valora de exitosa la cosecha de garbanzo de Eugenio y otros productores.
A este criterio se suma el doctor en Ciencias, Aramís Rivas Diéguez, investigador y docente del Centro Universitario Municipal (CUM) de “Jesús Menéndez”, quien refiere que en estos propósitos es fundamental la producción sostenible del cultivo del garbanzo, teniendo en cuenta los errores cometidos en épocas precedentes, para que no incidan de manera negativa. Igualmente, insistió en la necesidad de acompañar la voluntad del municipio en la obtención de la Denominación JP94, lo cual representa una gran oportunidad para incorporar valor agregado más allá del renglón agrícola y posicionar su producción en el enfoque de la cadena de valor.
Aún queda mucho por hacer en aras de llevar este producto a la mesa tunera, sin embargo, las acciones encaminadas a ese propósito no se detienen. Aunque falta conocer el rendimiento de las cosechas, el programa avizora un despertar del cultivo, sobre todo, con variedades que prometen un buen resultado en estas condiciones.
Se puede buscar entonces una mayor calidad de la legumbre, con la implementación de la ciencia y la experiencia de quienes lo hacen brotar de la tierra, con ello se darán pasos sólidos para más rendimientos y seguridad de la producción. (Tomado de Periódico 26)