Fue un domingo fatal. El doctor Rudis Miguel Monzón Rodríguez comenzó a sentir fatigas, fiebre que no se le quitaba con antipiréticos, y diarreas. Después apareció la tos y la falta de aire.
No imaginó el experimentado intensivista del Hospital General Universitario Doctor Gustavo Aldereguía Lima, de la provincia de Cienfuegos, lo que tendría por delante. “La evolución fue pésima”, recuerda. Confiesa que demoró un tanto, y cuando se puso en manos de los colegas ya padecía neumonía y estaba en estado grave.
Dio positivo en el test rápido de la COVID-19 y decidieron internarlo en el Centro Especializado Ambulatorio Héroes de Playa Girón. Al segundo día tuvieron que entubarlo y al siguiente lo trasladaron al Hospital Militar Comandante Manuel Fajardo, en Santa Clara. “Estuve ventilado y en estado crítico durante 19 días. La vida se me escapaba”, rememora.
Los cuidados médicos propiciaron que Rudis mejorara paulatinamente. “Fueron excelentes conmigo. Todos son médicos muy profesionales”, afirma.
“No puedo dejar de agradecer de manera especial a la doctora Yenisey Quintero Méndez, jefa del grupo multidisciplinario que atiende la COVID-19 en Cienfuegos, y al doctor Carlos Figueredo, el intensivista que me atendió directamente en el Hospital Militar de Santa Clara, quien el día que desperté puso su mano en mi hombro y me dijo: ‘Tengo que salvarte por dos razones. Una porque estudié Medicina para salvar vidas, y otra porque tú me salvaste a mí cuando tuve peritonitis’. No podía imaginar que mi médico de cabecera sería un joven que había sido mi paciente”.
El doctor Rudis aún se mantiene ingresado en el principal hospital cienfueguero, donde recibe la rehabilitación correspondiente. Ya no hay peligros mayores; retornó a la vida definitivamente. Aseveran que ha sido un suceso extraordinario, como han ocurrido otros muchos durante esta terrible pandemia en todo el país. Y no deja de serlo, pero también es atribuible al alto nivel profesional de la medicina cubana y a la consagración de quienes laboran en el enfrentamiento a la pandemia.
El especialista en Primer Grado en Medicina General Integral y de Segundo en Emergencias Médicas y Cuidados Intensivos, el Profesor Asistente e Investigador Agregado de la Universidad de Ciencias Médicas Raúl Dorticós Torrado, de esta ciudad, cuando salió del peligro escribió:
“Uno nunca imagina la inmensa cantidad de personas que mientras atravesamos momentos difíciles, doblan sus rodillas para pedir salud por quienes la necesitamos. Nunca llegamos a creer en los milagros hasta que sucede en nosotros. Y no queda más remedio que vivir dando gracias infinitas, gracias a todos y cada uno de los que estuvieron ahí presentes, aun desde la distancia, pero sin dejar de aferrarse a la esperanza de que hoy pueda estar con vida».
“¡Les debo mi muestra infinita de cariño y el amor más puro! ¡Qué grande es la dicha de poder sentirse querido por un pueblo y necesario para todos! Nunca olvidaré que en los momentos más duros sentía lejanos y la vez cercanos los ecos de sus voces gritándome: ¡Fuerza Rudy! ¡Tú puedes! Mil gracias a todos”.