“Siempre he pensado que el trabajo por cuenta propia es una solución para muchas necesidades de la población. Yo, que trabajé con el Estado toda la vida —fui hasta director municipal de Educación—, cuando comencé a hacerlo por cuenta propia no se veía bien. Hasta que los compañeros del sindicato me empezaron a llevar a eventos y en el XX Congreso de la CTC hablé de mi experiencia”.
Así se expresa Víctor Salvador Cortina Sablón, figura principal de Decoramb, una actividad que, como su nombre lo indica, tiene como objetivo fundamental las decoraciones ambientales. La inició en el municipio capitalino de Boyeros, hace ya 15 años, con su esposa Nerta María Betancourt, los dos educadores jubilados, luego se incorporó el hijo de ambos.
En Decoramb laboran 21 trabajadores, quienes producen elementos sencillos como macetas y balaustres, y continuaron con la fabricación de adoquines, losas de pisos y enchapes, columnas, capiteles y celosías, decoraciones de jardinería y pérgola, jardineras y hasta fuentes y cascadas de agua, entre otros.
Al principio los trabajos se hacían en el hogar de Víctor y cuando solicitaron un espacio mayor, ubicaron el taller en el Instituto Tecnológico de la Construcción José Martí, donde se convirtieron en instructores de las prácticas de los alumnos mediante un convenio con Educación. Para los esposos fue como revivir sus tiempos de pedagogos al participar en la evaluación de los muchachos e intercambiar con padres y maestros.
El taller cuenta con una sección sindical, un núcleo del Partido y un reglamento disciplinario interno, y los trabajadores están informados sobre el perfeccionamiento del desempeño de los cuentapropistas. Les ha afectado mucho la COVID-19 y la crisis de los materiales de construcción, por lo que se encuentran trabajando a media máquina.
“Ahora que se abre la posibilidad de que uno presente un proyecto queremos hacer elementos para la vivienda y construir una casa pequeña a manera de muestra en el polígono del tecnológico. Hemos apoyado en el municipio la construcción de algunas a través de subsidios”, apunta Víctor.
Inspiración en medio del período especial
La probabilidad de poseer su propio negocio se le ocurrió a Domingo Pérez Rojas, cuentapropista dedicado a la confección de calzado y textiles, mientras arreglaba una máquina de coser a un amigo zapatero. “Fue un acto de inspiración en medio del período especial. En un cuartico del patio de la casa de mi hermana puse el primer taller”, dijo, y con el tiempo surgió el proyecto Triple A, de Camajuaní, provincia de Villa Clara, vinculado al Fondo Cubano de Bienes Culturales (FCBC).
“Estamos encadenados doblemente, pues recibimos la materia prima de la empresa de tenería. El cuero sin curtir lo procesamos en nuestros talleres, abastecemos a los otros zapateros del municipio, producimos calzado para diferentes sectores de la nación y exportamos.
“La apertura cuenta con amplios beneficios para el sector cuentapropista. Estamos valorando la posibilidad de procesar pieles de ganado menor —chivo y carnero—, materia prima que el país prácticamente desecha. Contamos con capacidades para hacerlo, importamos tecnología e insumos químicos y tenemos con quién comercializar”, aseveró.
En este despegue ha sido medular la vinculación con el FCBC, entidad que tiene el propósito de crear un polo productivo orientado a la confección de calzados y textiles en Camajuaní, pues son ya 57 proyectos destinados a este fin en el municipio.
“A los que están interruptos por la situación sanitaria del país se les paga la patente y la seguridad social. Estos trabajadores consideran que debe existir en estos casos alguna protección para no perder el vínculo laboral. Nos interesa preservar a los zapateros con experiencia, que no se forman en un día”, precisa Pérez Rojas.
Don Quijote y los Molinos de Viento
La concurrida feria situada casi frente al Pabellón Cuba, en el Vedado capitalino, es hoy un espacio vacío. Debido al hacinamiento de los cuentapropistas se aprobó un presupuesto para mejorar sus condiciones. Mientras, sus trabajadores continúan laborando no lejos de allí: en el parqueo de la popular heladería Coppelia.
No obstante, Héctor Danilo Rodríguez Díaz, secretario general de la sección sindical, confiesa que extraña la ubicación original, donde comenzó a trabajar como alfarero desde los 18 años y hoy tiene 46. Es además gestor del proyecto denominado Molinos de Viento, que funciona en el parque El Quijote, situado en la esquina de 23 y J.
“En la feria laboraban 80 titulares con sus ayudantes, que se han alternado para cumplir con el distanciamiento físico y otras medidas vinculadas a la COVID-19. Nos ha afectado la ausencia de turistas, nuestros principales clientes, pero continuamos ofertando calzado, ropa, bisutería, pinturas, artesanía en madera…”, explica.
El propósito del proyecto Molinos de Viento es atraer a la comunidad del municipio de Plaza de la Revolución al mundo artesanal. Cuenta con aulas aledañas casi concluidas, los profesores van a ser los mismos artesanos que exponen y venden, y quienes instruirán de forma gratuita a los interesados.
La pandemia no les ha permitido comenzar, aunque lo harán tan pronto se retorne a la nueva normalidad.
“Nos satisface que el país haya apostado otra vez por el trabajo por cuenta propia. Los proyectos permitirán ampliar los negocios y la ventanilla única hará que se aprueben las propuestas de manera ágil. Con ello están muy de acuerdo nuestros cuentapropistas, indica, pero les preocupa quedar desprotegidos ante situaciones de epidemia o desastres”. En realidad no se han dejado sin ninguna protección, ya que fueron favorecidos con la exoneración del pago de impuestos aquellos que han visto suspendidas sus actividades por seis meses o más.
Sin embargo, esta es una inquietud reiterada que requiere de una mayor explicación y la comparten los cuentapropistas de la feria comercializadora del Diezmero, de San Miguel del Padrón, dedicada a la venta de útiles del hogar, textiles y bisutería.
El secretario general de la sección sindical Juan Carlos Herrera Almagro señala, como un problema, que hasta hace poco los útiles del hogar se adquirían fuera del país y se comercializaban en la feria, lo cual no está permitido. Debido a que son de los artículos más demandados realizan gestiones para conseguir las materias primas y elaborarlos con el apoyo de otros cuentapropistas con esa facilidad. Hace días reabrió la feria, pues a causa de la COVID-19 suspendieron las actividades por períodos prolongados.
Las posibilidades del perfeccionamiento fueron bien acogidas por los 46 cuentapropistas que allí laboran, en su mayoría mujeres.
Conocer para poder hacer
Una improvisada encuesta entre cuentapropistas cienfuegueros arrojó desconocimiento sobre las medidas de perfeccionamiento del sector. Es difícil comprender cómo hay quienes se desentienden de una información que resulta esencial en su labor, sin la cual no es posible analizar, plantear preocupaciones, sugerencias o ideas.
Ello sitúa la capacitación de los cuentapropistas como una tarea clave, no solo por parte del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social, sino por la organización sindical.
La pandemia ocasionó que mil 500 cuentapropistas de Cienfuegos causaran baja durante los dos primeros meses de este año, aunque se ha compensado con un ligero crecimiento en comparación con igual período del 2020. Otros se han incorporado al sector estatal.
Con la aprobación de las normas jurídicas para el perfeccionamiento de esta actividad es muy probable que la situación comience a cambiar. Existen muchas potencialidades y la disposición del Estado es que estos trabajadores ocupen un lugar importante dentro del entramado económico y social de la nación. Y es que en nuestro presente y futuro desarrollo los cuentapropistas cuentan.