Es real, la esgrima cubana vive un nuevo despertar. Es cierto que el proceso feliz ha sido lento, nada que ver con el de las décadas de los años noventa y los comienzos del 2000, cuando los aceros criollos ensartaban triunfos y proezas en todos los niveles de acción.
Semejante desempeño invita a ser discretos, pero optimistas de cara al actual proceso clasificatorio hacia Tokio 2020, donde las mejores cartas son los espadistas Yunior Reytor y Yamilka Rodríguez, quienes el pasado fin de semana incursionaron en la Copa del Mundo de Kazán, Rusia, en busca de puntos que les permitieran mantenerse en la pelea por los cupos a la cita nipona.
En la nación euroasiática Reytor y Rodríguez se enfrentaron a buena parte de los mejores del planeta en la actualidad, reto complicado pero necesario en su afán por coronar la ilusión olímpica.
Las notas finales tal vez no hayan complacido a muchos, sin embargo, es justo recordar, que los espadachines llevaban poco más de un año sin batirse internacionalmente.
Aún así, lograron en la justa rusa iniciar la dinámica competitiva que tendrá su fase definitiva en el preolímpico de las Américas que todavía no determina su sede.
Para los antillanos será imperioso buscar alternativas que les permitan llegar a esa contienda bien “engrasados” y batallar así por un sueño que todavía es posible.