Uno no sabe lo que tiene, hasta que te toca, podríamos decir en una adaptación muy libre del refrán, para resumir algunas de las vivencias de este comentarista durante la última semana.
Pues sí, luego de todo un año de enfrentamiento en nuestro país a la pandemia de la Covid-19, me correspondió vivir la experiencia de una estricta cuarentena en mi zona de residencia, luego de que en el edificio donde vivo diagnosticaran a varias personas como positivas al nuevo coronavirus.
Como en tantos otros lugares del país, no llegamos a ese punto de trasmisión de la contagiosa enfermedad solo por casualidad o mala suerte. La alerta que desde hacía meses realizan varios de los vecinos no tuvo oídos receptivos en una parte de la comunidad, y ello nos llevó a esta situación tan compleja.
Pero de esta historia tan personal es posible extraer otras consideraciones generales. El despliegue de medidas de control y aseguramiento para atajar un foco de Covid-19 implica un alto grado de coordinación y trabajo conjunto entre todos los eslabones de la colectividad.
El consejo de defensa municipal, el consejo popular, los delegados de circunscripción, los Comités de Defensa de la Revolución y la Federación de Mujeres Cubanas, todas las estructuras del gobierno en la base y las organizaciones barriales, resultan esenciales para la rápida contención de una cadena de contagios.
Especial mención merece el personal de salud pública, el consultorio médico de la familia y especialistas de epidemiología, que trabajan muy duro cada vez que surge una situación como esa en una población. La rapidez en la realización de los exámenes de PCR y la gestión dinámica de sus resultados son la clave que garantizan un pronto diagnóstico y aislamiento de todos los casos positivos.
No resulta fácil permanecer en casa todo el tiempo, y en esta oportunidad tenemos que resaltar todo lo hecho para garantizar el acceso a los servicios esenciales, con una particular reconocimiento a las personas que de modo voluntario prestan ayuda en la mensajería, para ayudar al vecindario a comprar los productos de primera necesidad, medicamentos u otras urgencias que inevitablemente surgen en coyunturas de este tipo.
La disciplina de quienes habitan en una zona con alta trasmisión de la Covid-19 constituye otro elemento esencial para reducir el periodo de duración del foco o evento.
Sin dudas, la solidaridad y la ayuda entre vecinos, en medio incluso de las precauciones para evitar el contacto y mantener el distanciamiento físico, quedan como una lección importante en episodios difíciles como este que acabamos superar en mi barrio, pero que todavía pueden acontecer en otras múltiples comunidades.
No quiere decir eso que no existieran contradicciones, y hasta que una que otra incomprensión, atribuibles tanto a las tensiones lógicas de la cuarentena, como a problemas anteriores no resueltos.
No obstante, alzarse sobre cualquier rencilla o dificultad puntual es otro de los secretos en momentos como ese, donde debe primar la unidad de acción y el interés primario por el bienestar colectivo.
Ojalá, pues, que nadie tenga que pasar por esta estricta cuarentena ante un foco o evento de Covid-19, pero debemos saber que no es imposible vencerla, si hacemos lo que a cada cual le corresponde en esa misión tan sagrada de estos tiempos que es cuidar nuestra salud y la ajena.
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