Para quienes en diciembre compraron tomate a 30 o 40 pesos la libra, en Madruga o en la capital, el bajón a ocho pesos que le dio el Consejo de la Administración, al topar los precios de los productos agrícolas, fue una bendición.
La medida, adoptada en todas las provincias, responde a la implementación de la Tarea Ordenamiento, que ha sacudido a un país donde los precios excesivos, las insuficiencias de la comercialización, los impagos a los productores y el déficit en la producción de alimentos están urgidos de una profunda mirada.
Era lógico y reconocido que durante el trimestre inicial se darían los primeros tropezones, pero se toma como un período de ajustes y corrección de aquellas cuestiones que pueden ser cambiadas en beneficio de productores, consumidores y de la economía nacional.
Meisi Bolaños, ministra de Finanzas y Precios, ha reiterado que: “El Ordenamiento no es solo una tasa de cambio, significa ordenar desde el punto de vista económico, estructural e institucional, y buscar eficiencia para visualizar dónde están las mayores distorsiones… No queremos que nadie produzca para perder”.
Chocar con la misma piedra
Cada año y desde diferentes aristas Trabajadores ha hurgado en las problemáticas de la producción agropecuaria para llegar a una conclusión: cuando las cosechas no alcanzan para satisfacer a los consumidores se originan distorsiones, y “los más vivos” se aprovechan del sudor ajeno para sacar ganancias.
Sin embargo, Cuba no tiene otra vía que la eficiencia en la maximización de las entregas al agro hasta lograr la soberanía alimentaria, porque a una nación férreamente bloqueada le niegan créditos en bancos internacionales, la adquisición de alimentos e insumos y tecnologías de punta y la comercialización en el mercado más próximo, el de Estados Unidos.
Pese a ello, no han podido doblegar la voluntad de los campesinos y trabajadores de la agricultura, que en todo momento, y lo acaban de ratificar en los encuentros con los grupos de trabajo del Partido y del Estado en cada provincia, confirman la disposición de producir; ante esos retos se impone el respaldo político y la búsqueda constante de soluciones a los obstáculos.
En este corto camino de aprendizaje (ni se ha completado el primer trimestre) sobran ejemplos de cuánto se han visto afectados los productores, sobre todo con la tarifa eléctrica, los precios de los servicios de maquinaria agrícola, de las horas de vuelo en las arroceras, del agua, el combustible…, teniendo en cuenta que la mayoría de las tecnologías que aplican en el campo están obsoletas y, por tanto, son altas consumidoras.
El 9 de febrero la destacada ganadera Ana Julia Álvarez declaró al periódico: “Nos ha llegado una factura eléctrica que los campesinos de Cabaiguán consideran ¡fuerte! Por fortuna hoy día están revisando; refieren que para bajar la cuantía”.
Arcides Hernández Pérez, sobresaliente productor de Cumanayagua (Cienfuegos), plantea que de nada valdría realizar un trabajo tan exigente y agotador para que los ingresos no cubran los gastos y garanticen el salario de los trabajadores.
La conversación con Arcides derivó hacia el efecto de la implementación de nuevos costos. “Me preocupa el cultivo del boniato. La semilla cuesta 84 mil pesos y la electricidad 137 mil, en tanto el ingreso es de 208 mil. Cuando sumas, pierdes dinero solo con esos dos gastos, sin contar el pago de la fuerza de trabajo y los insumos. ¿A cómo hay que venderlo entonces?”.
Alguien que lidia entre los productores y el mercado, Elpidio Ponce Sánchez, comercial de la cooperativa de créditos y servicios (CCS) Osmel Gonzalvo, en Manuel Tames (Guantánamo), asegura que es desestimulante el desequilibrio entre los precios de frutas, viandas y hortalizas: un quintal de frutabomba se pagaba a 80 pesos y ahora a 330, y el plátano burro, que era a 60 solo le subieron 20.
Equidistantes
Como asevera el campesino Yorgel Domínguez Font es prematuro evaluar el impacto de la Tarea Ordenamiento en un aspecto tan complejo como la formación de precios del surco a la tarima. Hay que dar tiempo, y mientras caen las hojas del almanaque, ajustar lo que sea preciso en la tríada producción-acopio-comercialización, como han pronosticado las autoridades nacionales.
Otro asunto es el precio de los insumos y las adversidades de la naturaleza. Yosvany Guerra Valdés, quien junto a su hermano Niordanys trabaja la finca El Perú, en el centro de Ciego de Ávila, afirma que las cuentas no están claras hasta el final de la cosecha. “Ni un grano de frijol recogimos a inicios de febrero, perdimos unos 30 mil pesos invertidos; ningún insecticida pudo matar el Thryps palmi, y la plaga tampoco dejó a mi papá acopiar ni para un potaje. ¿Cuál hubiera sido la pérdida en el frijol con los actuales precios excesivos de los insumos?”.
Para abaratar los costos de la nueva tarifa, Pedro Alonso González arrea los bueyes. El sexagenario de la CCS avileña José Maceo, calculó: “Tengo invertidos 2 mil 500 pesos en posturas de tomate y 74 mil en la malanga, que he regado una vez. El litro de petróleo subió de 2.00 a 13.90 pesos, no obstante agarro el que me den porque agua es lo que más necesita esta bendita tierra roja”.
Pareciera cuento de camino, pero golpea el fatalismo geográfico: de fertilizantes o cualquier agente biológico que llegue al país, a los guantanameros les toca un puñaíto, muchas veces próximo a caducar, alega Elpidio Ponce Sánchez, de Manuel Tames.
“Pienso que es responsabilidad de los gobiernos territoriales verificar esos precios y estudiar su adecuación. Aquí el 90 % de los 270 asociados a la CCS Osmel Gonzalvo produce en condiciones de sequía muy severa y ni un 2 % posee sistemas de regadío, otra cuestión que también implica costos”.
Un tema igual peliagudo saca a la luz Alexis Padilla, de la CCS Rafael Hernández, de San Luis, en Santiago de Cuba. “Preocupa el futuro de la producción porcina. Los precios de los piensos están elevadísimos, y es preciso resolver eso de que existen piensos en MLC, pero no hay mercado donde vender la carne en esa moneda para recuperar la inversión y seguir fomentando la crianza”.
Vilma Esther Revilla, usufructuaria y presidenta de la CCS Osmel Gonzalvo, de Manuel Tames, argumenta que persisten demoras en los pagos: la leche del mes de diciembre se pagó a inicios de febrero y la de enero todavía no se ha pagado, cuando hay productores que dependen de ese dinero para adquirir la canasta básica, pagar la electricidad y mantener a la familia.
“Estamos a tiempo de revisar, a partir de la realidad de los costos, el precio que tienen los productos que nos vende el Grupo Empresarial de Logística del Ministerio de la Agricultura (Gelma), de cuántas veces subieron su valor, o de a cuánto asciende el valor del servicio prestado en la preparación de tierra”, sentencia Vilma.
Correlación precio-calidad
Un acercamiento de la Comisión Agroalimentaria del Parlamento a la ruta de la producción agrícola en La Habana y las dos provincias colindantes, sacó a la luz otra cara de un añoso tema: “La mayoría de los problemas que detectamos son de carácter subjetivo, de atención, de sensibilidad para buscarles solución; y muchas inconformidades están asociadas a la no correspondencia de la calidad con el precio de los productos”.
Así resume Ramón Aguilar Betancourt, presidente de esa comisión, el intercambio con productores, comercializadores y consumidores, en el cual detectaron que hay municipios como Arroyo Naranjo y Boyeros donde el mayor porcentaje de lo que el pueblo consume lo adquiere a través de la formas de gestión no estatales (74 y 62 %), una debilidad de la red de mercados estatales, puntualizó.
“La cadena del programa de autoabastecimiento a la capital tiene debilidades desde la planificación agropecuaria; no se respalda ni con el plan de siembras ni con el destino de la producción, tampoco la empresa de mercados trabaja en la contratación y la planificación para la venta.
“En la red de mercados (52 visitados) son recurrentes los problemas de administración: no cumplen con la protección al consumidor, los productos están sin beneficiar y con deterioro de la calidad, manteniendo el precio máximo topado; y serias dificultades con el control de las ventas, de higiene y organizativos”, comentó.
Todo ello se contrapone con la actitud altruista de los productores, que “están sembrando y cosechando, a pesar de sus múltiples preocupaciones. El desabastecimiento de los mercados no está relacionado con la Tarea Ordenamiento, es un fenómeno que se arrastra desde la crisis energética de mediados del 2019. La carencia de insumos afecta la producción”, afirmó el diputado.
Los productores reclaman que se les consulte a la hora de establecer los precios topados y se reconozcan los costos de la producción. Que se les dé garantía de precio para los productos de ciclo largo. No fijar precio en marzo y cambiarlos en agosto o diciembre, lo que deteriora el resultado, como ha sucedido varias veces, y no determinar márgenes comerciales superiores al que produce, porque no es justo, acotó Ramón Aguilar.
Otra preocupación, dijo, está relacionada con los créditos bancarios, pues hay morosidad en el otorgamiento y los requisitos de una garantía, que históricamente ha sido la propia cosecha, es un tema muy serio, porque si solicitan 70 mil pesos y tienen que llevar 50 mil de garantía, no lo piden. El seguro agropecuario debe atemperarse a las condiciones en que se trabaja hoy.
“Cuando hay similitud en los problemas en varios lugares es evidente que no existen sistemas efectivos para transformarlos, y ha sido más complejo para las formas productivas, donde se crean incertidumbres sobre todo a la hora del pago del anticipo, que se forma a partir de las utilidades”.
Ángel para un final
“La Tarea Ordenamiento manifiesta la voluntad de ajustar todo lo posible, sin modificar su objetivo, y ese necesario proceso tiene en cuenta las opiniones de la población y los criterios de la base productiva y de las empresas”, destacó Marino Murillo, jefe de la Comisión Permanente para la Implementación y Desarrollo de los Lineamientos.
Al momento de redactar este trabajo quedan tarifas y precios por definir, medidas por aplicar y publicar. Los organismos responsabilizados con la implementación aún trabajan en la búsqueda de soluciones justas; ese es el ángel para quitar pesares e incertidumbres.