La pandemia puso de moda una palabra que apenas se utilizaba. Ahora forma parte del vocabulario empleado, casi a diario, para bien y para mal, especialmente en las colas.
Para bien cuando ser vulnerable, o impedido, o con posibilidades mayores de contraer enfermedades, le permite a la persona cierta consideración de los jefes de las colas, otro término actual.
Un colega me decía, hace años, que uno de los problemas de los cubanos es que cuando se le da responsabilidad a una persona se convierte, de inmediato, en jefe.
Puede ser el portero de cualquier centro, o el que opere un elevador, o conductor de un vehículo, en fin, cualquier actividad humana en la que el jefe determinará quién pasa, o entra, o se monta.
Pero cuando usted es vulnerable, con certificado médico, debe tener cierta facilidad, porque no cuenta con salud, además de tener mayor probabilidad de contagiarse.
Y por otra parte, el término es empleado para mal, cuando vemos en esas colas gente que llegan con bastón y corren sin necesidad de él cuando van a repartir turnos. Los “vivos” de siempre, que son vulnerables y cobran por conseguir el turno para comprar. O los viejitos que hacen los mandados para el resto de la familia que está en casa.
Llegué un día al mercado de 3.a y 70 y marqué en la cola de los vulnerables. Abrió el comercio y organizadamente dejaban entrar a un grupo de la cola y dos vulnerables. ¡Qué bien!
En el mismo lugar, vuelvo a marcar y el jefe de la cola, tan joven y de buenas maneras como el anterior, informa: “Aquí no hay colas para vulnerables”.
Vivo cerca del almacén de Trimagen, ubicado en Ayestarán, casi esquina a 19 de Mayo. Marqué en la cola de vulnerables a las cinco de la mañana. Dieron números a las 7:30 u 8:00 a.m. A partir de esa hora, aunque el que llegara lo hiciera en silla de ruedas no tenía derecho. ¿Es que se es vulnerable solo de cinco a siete?
El tema no es fácil de tratar. La sensibilidad debe guiar las decisiones de los jefes de las colas. Hablamos de ancianos o de personas enfermas y no de coleros y farsantes. Existe de todo, pero los jefes de las colas deben valorar cada caso.
Solo conté experiencias personales y no todas. Ojalá llegue el mensaje a los jefes de las colas y a quienes los designan.