“Este fue un sencillo pero profundo homenaje de los trabajadores de la Cultura y de todo el movimiento sindical cubano a Julio Batista, figura emblemática del periodismo revolucionario”, dijo la secretaria general del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Cultura (SNTC), durante un encuentro con el Héroe del Trabajo de la República de Cuba (1999), y maestro de la prensa insular, en ocasión del Día de la Prensa Cubana.
La entusiasta dirigente afirmó además que en el ameno dialogo con el también Premio Nacional de Periodismo José Martí (1994), tuvimos “la oportunidad de aprender mucho sobre nuestra historia y sobre la prensa cubana y el papel de los periodistas en estos tiempos que la patria reclama lealtad, compromiso y amor. Demasiada virtud en un solo hombre”, enfatizó.
Durante la reunión, efectuada en el hogar del destacado colega igualmente acreedor del Premio Nacional de Radio (2003), el SNTC le rindió honores con motivo de la efeméride, a pocas semanas, además, de haberse cumplido el aniversario 85 del también actor, escritor, conductor y guionista de programas informativos, venido a este mundo el 5 de febrero de 1936, en el central Chaparra —hoy Jesús Menéndez—, en Las Tunas, entonces término municipal de la antigua provincia de Oriente
Acompañada de Arletis Narabazal, funcionaria de la Central de Trabajadores de Cuba (CTC), y de Edilsa Vila Naranjo, miembro del Secretariado del SNTC, Katia María Rodríguez Ramos—recién estrenada en el cargo de secretaria general de esta organización sindical—, conversó con Julio sobre su extraordinaria trayectoria profesional y su devoción por José Martí, siempre presente en su obra, pero con mayor fuerza desde que en el año 1962 concibió un proyecto denominado Habla José Martí, cuyo fin era difundir el ideario del Apóstol, el cual, según dijo, no fue materializado por él hasta el 26 de marzo de 1990, cuando en la revista informativa A Primera Hora, de Radio Progreso, salió al aire Nuestro José Martí, donde le dedicaba cinco minutos diarios a la vida del gran cubano.
Tema central del cálido conversatorio fue el relacionado con la fecha del 14 de marzo —motivo esencial de la tertulia—, cuando en el año 1892 Martí fundó en Nueva York el periódico Patria, a través de cuyas páginas se propuso impulsar el programa del Partido Revolucionario Cubano (PRC), entre cuyos fines estaba el de alcanzar la total independencia de Cuba y Puerto Rico del dominio español mediante la lucha armada. En homenaje a este suceso, desde principios de la década de los noventa del pasado siglo, este día fue instituido como homenaje a la prensa cubana.
En tal sentido, Batista habló sobre la vigencia del pensamiento martiano en el ejercicio del periodismo actual. “El buen periodista, como dijo Martí, no agita, ni exacerba los problemas. Eso sí, al que está delinquiendo sí debemos condenarlo. También tratamos de explicar a la opinión pública los avances que vamos teniendo en muchos frentes”.
Con la vitalidad que aún caracteriza su locución, explicó algunos detalles relacionados con el periodico Patria, el cual no apareció en sus primeros tres años y medio de vida como órgano oficial del Partido Revolucionario Cubano, ya que Martí seguramente analizó las consecuencias que tal formalidad habría podido traer. Cuando Martí toma la decisión de marchar hacia Cuba para incorporarse al Ejército Libertador, no olvidó a Patria un instante. El 26 de febrero de 1895, dos días después del estallido de la Guerra Necesaria, envió, desde Santo Domingo, una carta a Gonzalo de Quesada y a Benjamín J. Guerra, en la cual da orientaciones y recomendaciones sobre la forma y el contenido de ese periódico: «Embellezcan y regularicen a «Patria» (…) mucha noticia ahora (…) todo lo de Cuba (…) y siempre amenidad revolucionaria (…)».
En el ejemplar correspondiente al 17 de junio de 1895 apareció una nota de última hora: «Al entrar en prensa el presente número recibimos la cruel certidumbre de que ya no existe el Apóstol ejemplar, el maestro querido, el abnegado José Martí. Patria, reverente y atribulada, dedicará todo su número próximo a glorificar al patriota, a enaltecer al inmortal». La edicion del 25 de junio fue dedicada al Héroe Nacional.
Durante la tertulia, las entusiastas visitantes del colega igualmente acreedor de la Medalla Alejo Carpentier (1992) y la Distinción por la Cultura Nacional (1993), destacaron su jovialidad, modestia e inteligencia; oportunidad en que conocieron algunos aspectos relevantes del camino transitado por este desde sus años de adolescente cuando comenzó a profesar inquietudes artísticas, las cuales desarrolló tras el traslado de su familia para la capital donde se graduó de bachiller para continuar estudios de arte dramático, otra de sus grandes aficciones; época en la que comenzó a trabajar en el cuadro de comedias de Cadena Oriental de Radio.
Igualmente les contó a las tres féminas representantes del movimiento sindical su paso por la emisora radial de la CMQ, en un espacio llamado El principe Leopardo, donde se definió su posterior su estilo en la radio, al tener que sustituir con urgencia al narrador de ese espectáculo. Luego se incorporó al popular programa Los tres villalobos, una serie de aventura cubana transmitida en la radio por primera vez en la década del cuarenta.
Posteriormente, Julio se incorporó al Circuito Nacional Cubano donde comenzó a narrar una novela que escribió la periodista, abogada y política cubana, Sara Pascual, figura vinculada al proceso revolucionario y a lucha contra la tiranía machadista. Allí se inició su fama entre los radioescuchas. Entonces lo contrataron en Radio Progreso.
En 1960 su talento se puso al servicio de Radio Rebelde. Recordó que “lo primero que hice en esta emisora fue escribir un programa que se llamó La Reforma Agraria en marcha, hasta que un día me llamó Violeta Casal, símbolo de la mujer locutora en Cuba y una de las tres mejores artistas del Teatro Cubano, quien en ese momento era directora de Radio Rebelde. La Casal, emblema de la lucha insurreccional en la Sierra Maestra, me dijo: ´Yo quiero que me escribas los editoriales de La voz de las Fuerzas Armadas Revolucionarias´”.
Con orgullo, les relató a Katia, Arletis y Edilsa que aceptó aquel reto e instrodujo en el programa una serie de guiones especiales que devinieron génesis de lo que posteriormente fue el documental radial. Por esa etapa igualmente fue la voz de más de 200 Noticieros Latinoamericanos, realizados por el Instituto Cubano de Arte e Industria Cinematográficos entre 1960 y 1964.
Julio igualmente trabajó en la edición en español de Radio Pekín y fue fundador de las emisiones, en este idioma, de Radio Nacional de Angola, en ese país africano, donde realizaba un programa diario. Luego viajó a Nicaragua para ser asesor y realizador en Radio Sandino, nación centroamericana en la que vivió en zonas de guerra, penetradas por la CIA.
Muchos momentos de alegría se produjeeron durante la amena charla cuando Julio evocó algunos de sus desempeños poco conocidos, como su trabajo en la popular serie En silencio ha tenido que ser (1979), donde con su voz en off llegó a la teleaudiencia nacional; así como su polémico espacio Punto de vista, a través de Radio Progreso, un programa en el que reflexionaba sobre diversos temas que repercutían en la sociedad cubana.