Manos de hombres y de mujeres. No importa el sexo para que fluya la laboriosidad en cualquier puesto de trabajo.
Ahí están la maestra y el maestro que guían al niño, al joven o al adulto por el camino de la enseñanza. Hay que ver al campesino cuyo esmero también fertiliza la tierra y al tabaquero que emplea todo su arte para que la aromática hoja tenga la calidad requerida.
¿Y qué decir del obrero metalúrgico cuando desde su taller proporciona bienes para diversas esferas de la producción y los servicios? También con sus manos el innovador lleva a la práctica el talento que hace posible que no se detenga un equipo, una maquinaria y le ahorra cuantiosas divisas al país.
Con precisión y sumo cuidado la costurera confecciona un uniforme escolar, una prenda de vestir o un nasobuco en estos tiempos de pandemia.
Son muchos y diversos los oficios y profesiones donde las manos de mujeres y hombres ponen de relieve los buenos ejemplos de laboriosidad que no por anónimos dejamos de agradecer, reconocer y aplaudir.