La mayoría de los ríos de la Tierra se encuentran severamente afectados por actividades humanas, según han revelado dos novedosos estudios científicos publicados en recientes ediciones de la revista Science. Las afectaciones causan estragos en la biodiversidad que habita en esos ecosistemas y limitan, en cantidad y calidad, el suministro del agua requerida por la población y la economía.
Aunque solamente cubren menos del 1 % de la superficie del planeta, los ríos y lagos son ecosistemas indispensables para la humanidad. Ellos no solo satisfacen enormes necesidades cotidianas del vital líquido, sino también proporcionan alimento a muchos millones de personas, pues albergan más de 17 mil especies de peces, cifra equivalente a una cuarta parte de todos los vertebrados existentes.
La primera de las investigaciones publicadas por Science, concentrada en el estudio de la biodiversidad, estuvo dirigida por Sébastien Brosse, profesor de la Université Paul Sabatier, en Toulouse, Francia.
Durante su trabajo, los investigadores examinaron casi dos mil 500 ríos en todas partes del mundo —excepto regiones polares y desiertos—, tomando en cuenta los cambios ocurridos en la biodiversidad durante los últimos 200 años; analizaron todas las especies existentes, así como sus roles ecológicos y el grado de la relación prevaleciente entre las diferentes especies.
Según el estudio —considerado el más completo realizado sobre esta cuestión—, se comprobó que la biodiversidad de la mayor parte de los ríos del mundo padece importantes afectaciones, lo cual resulta congruente con que los expertos observaron que solo el 14 % del área que abarcan las cuencas fluviales no sufren graves daños.
Los científicos descubrieron que los estragos han sido ocasionados por la contaminación, las presas y las especies invasoras, así como también por la sobrepesca, el riego agrícola y el aumento de las temperaturas debido a la crisis climática, factores todos derivados de actividades humanas.
Las regiones más afectadas son Europa occidental y América del Norte, donde el impacto de los humanos en los ríos es mayor cuando existen poblaciones grandes y prósperas, como sucede con el Támesis en el Reino Unido y el Misisipi en los Estados Unidos; los ríos menos afectados se encontraron en áreas remotas con poca población humana, particularmente en África y en Australia.
“Pero estas cuencas menos afectadas no albergan suficientes especies para mantener la biodiversidad mundial de peces”, señala Brosse; y en este sentido añade: “Solo albergan el 22 % de la fauna mundial, por lo que también necesitamos conservar la biodiversidad en cuencas muy afectadas por los humanos”.
“Realmente necesitamos decisiones políticas sólidas para considerar la biodiversidad como algo importante para los humanos”, afirma el conductor de este estudio científico.
La segunda investigación divulgada por Science estuvo dedicada a estudiar los caudales de los ríos. Liderada por la Escuela Politécnica Federal (ETH) de Zúrich, en Suiza, contó con la colaboración de investigadores e instituciones de 12 países y fue encabezada por el Dr. Lukas Gudmundsson, del citado centro suizo.
Considerando que el empleo del agua para satisfacer necesidades de la economía y la población puede provocar grandes fluctuaciones locales en los caudales, el estudio se centró en identificar cambios globales que se hacen visibles en periodos largos de tiempo.
De tal manera, se analizaron datos de 7 mil 250 estaciones de medición en todo el mundo acopiados entre los años 1971 y 2010. Los resultados demostraron que dichos caudales sufrieron sistemáticas y significativas modificaciones durante estas cuatro décadas, diferencias que a nivel global responden más al cambio climático causado por el hombre que a otras causas, según concluyeron los investigadores.
El cambio climático está afectando al equilibrio hídrico de nuestro planeta y, según la región y la época del año, esto puede influir en la cantidad de agua de los ríos, lo que puede provocar más inundaciones o sequías. Es así que algunas regiones como el Mediterráneo y el noreste de Brasil se han vuelto más secas, mientras que en otros lugares, como Escandinavia, el volumen de agua ha aumentado.
Hasta ahora, no se había investigado cómo ha cambiado el caudal de los ríos en el mundo en los últimos años mediante observaciones directas, ni se había aclarado si los cambios visibles a nivel global son atribuibles al cambio climático o a la gestión del agua.
Sin lugar a dudas, los resultados de ambos estudios científicos contribuyen a reclamar de la comunidad internacional una acción concertada, urgente y resuelta en el enfrentamiento al cambio climático y contra todo aquello que atente contra la vida en la Tierra.
(Con información de sitios web Ecoportal, National Geographic y Aqualia)