El voleibol cubano continúa archivando progresos . Luego de varios años de compartir sinsabores y alegrías en dosis que no auguraban un positivo futuro, la realidad de los últimos dos años y medio invita a soñar con que el próximo ciclo olímpico, sea el mejor de la última década, si se prolongan las actuaciones de los efectivos criollos enrolados en algunas de las mejores ligas del planeta.
En Brasil, Miguel Ángel López persiste en demostrar que su ascenso no conoce de límites. Sus números en ataque y servicio han impulsado al equipo Sada Cruzeiro en la Súper Liga doméstica y en la Copa Brasil, donde es una de las formaciones favoritas para alzar el trofeo.
A miles de kilómetros de distancia un puñado de cubanos también prestigian al voly nacional. Jesús Herrera, Osniel Mergarejo y Roamy Alonso se han convertido en sólida muralla de la formación del Chaumont francés, que luego de poco más de 20 partidos en la lid doméstica ancla en el cuarto escaño.
Otros que igualmente dicen presente en tierras galas son Liván Osoria en el club Cambrai y Julio César Cárdenas y José Miguel Gutiérrez, quienes alinean en el Tourcoing y el Poitiers, respectivamente.
En voleibol masculino cubano atesora indiscutibles logros en su historia. La evolución de la generación actual estimula a creer con positivos argumentos en otro positivo renacer. El primer examen de cierto rigor serán los Juegos Centroamericanos y del Caribe de 2022. De ahí el adelante crecerá la exigencia y los sueños.
